Al hablar de uno de los vehículos que permanece en el imaginario colectivo de la mayoría de los conductores europeos, en especial de los italianos, lo hacemos del Autobianchi A112.
Un vehículo clásico que este año cumple su medio siglo de historia, siendo la respuesta de Fiat al Mini, obra de Sir Alec Issigonis, dentro del segmento de los urbanos elegantes y deportivos.
Hablamos de un vehículo con una larga trayectoria, plagada de versiones, incluida la picante interpretación de Abarth, que no tenía miedo a enfrentarse a modelos más potentes, pero menos ágiles que el pequeño italiano. En la actualidad, sobre todo en Italia, está experimentando un renovado interés como modelo de colección.
A la estela del Mini
En los años 60 del pasado siglo, el pequeño Mini logró sortear las barreras aduaneras y comenzó a comercializarse por medio continente. Era un vehículo atractivo, bien acabado y juvenil. Algo que no pasó desapercibido para los responsables de la marca de Turín.
Su rival directo, el Fiat 850, todavía fiel al concepto de 'todo atrás', no pudo mantener el ritmo de ventas, superado por el auge del modelo inglés. Así es como el ingeniero Dante Giacosa, anteriormente padre de los Fiat 500 y de muchos otros modelos exitosos, asumió la tarea de diseñar un rival a la altura del vehículo británico.
El automóvil vio la luz bajo los auspicios de la firma Autobianchi, la 'marca de laboratorio' que Fiat usaba para probar las innovaciones técnicas específicas dirigidas al gran público, como por ejemplo, la tracción delantera, unos años antes de hacerlo con el Primula.
El debut
En el salón de Turín de 1969 se presentó el Autobianchi A112, que inmediatamente recibió una cálida bienvenida por parte del público y de la prensa, gracias al diseño y a los acabados.
También fue uno de los primeros modelos del grupo con sede en Turín, que incluía tracción delantera y motor transversal, de poco más de 900 cm3. Entregaba 44 CV, combinado con una caja de cambios manual de cuatro velocidades.
Estaba disponible en diferentes niveles de acabado, que diferían entre sí por los tejidos de las tapicerías de los asientos y algunos detalles externos.
El éxito fue inmediato, gracias también a un precio asequible y a un bajo consumo. Un éxito que incluso tomó por sorpresa a Fiat, hasta el punto de que la fábrica de Desio apenas podía responder a la demanda de vehículos. Eso propició que muchos clientes tuviesen que esperar, incluso un año, antes de recibir su automóvil.
La picadura del escorpión
El A112 era, básicamente, un automóvil divertido de conducir, capaz de transmitir sensaciones deportivas a pesar de su reducido tamaño. Ya en 1971, Carlo Abarth, un preparador histórico con la confianza de Fiat, sometió al A112 a una cura vitamínica.
El motor elevó la cilindrada hasta los 982 cm3 y la potencia llegó a los 57 CV. Gracias a ello, el automóvil era capaz de alcanzar los 152 km/h y llegar a los 100 km/h desde parado, en apenas 13,0 segundos.
Visualmente, el vehículo era reconocible por el capó pintado en negro satinado, una moda bastante extendida en los vehículos deportivos de aquella época. En 1975, se benefició del nuevo motor con 1.050 cm3 y 70 CV. Desde ese momento, la velocidad máxima llegaba hasta los 160 km/h. El Abarth A112 dejó su huella en competición y en la actualidad se pueden ver ejemplares compitiendo en rallies de regularidad de clásicos.
Un modelo longevo
Durante los 15 años en que se estuvo fabricando, el Autobianchi A112 recibió una nueva caja de cambios de cinco velocidades y fue sometido a varios rediseños, que consistieron en la adopción de nuevos paragolpes de material plástico, en lugar de los de acero, nuevos accesorios interiores y novedosos pilotos traseros, así como una renovada parrilla delantera.
El A112 también dio el salto a Europa, donde se comercializó como Lancia A112, aunque sin perder el logotipo de la casa de Desio de la parrilla.
Numerosas variaciones
En los años 70, el chasis del pequeño Autobianchi sirvió de base para otras dos interpretaciones: la primera fue el Roundabout de Bertone y la segunda, el Giovani de Pininfarina.
En 1986, después de 1.311.322 unidades producidas, el A112 pasó el testigo al Lancia Y10. Sin embargo, la tradición de un coche ágil y nervioso, se desvaneció con su sucesor y por el posterior Lancia Y.