Anticípate a la situación
Si tienes claro que vas a circular por entornos gélidos de forma habitual, equipa tu coche con unos neumáticos de invierno o, como mínimo, dispón de unas cadenas.
Tampoco está de más llevar un smartphone con la batería cargada y el depósito de combustible lleno, para poder hacer frente a una posible situación de emergencia. Un coche parado con el motor arrancado gasta menos de 1,0 litros cada hora, de modo que podrás utilizar la calefacción si necesitas que vengan a ayudarte.
Baja velocidad y marchas largas
Cuando transitas sobre firmes deslizantes, con hielo o nieve, lo mejor es circular sin ninguna prisa, evitando los adelantamientos y las velocidades elevadas. Por eso te recomendamos que mantengas una velocidad constante, que trates de frenar lo menos posible y que circules en marchas largas, para evitar que las ruedas derrapen.
Al arrancar desde parado, hazlo en segunda marcha, ya que la primera marcha suele ser muy corta y hará que las ruedas patinen con facilidad.
Máxima suavidad en pedales y volante
En invierno, la baja temperatura, la humedad y, sobre todo, los asfaltos nevados y con hielo, pueden hacer que tu coche patine con facilidad.
Por eso, es importante anticiparse a posibles situaciones de riesgo, evitando los volantazos bruscos. Y si tratar con suavidad el volante es importante, todavía lo es más no realizar frenadas bruscas, ya que sobre superficies heladas, la distancia de detención puede alargarse hasta 10 veces más que sobre asfalto seco, lo que puede provocar que el coche se desestabilice con mucha facilidad.
En estas circunstancias, utilizar el freno motor para que el coche pierda velocidad de forma progresiva, suele ser la mejor idea.
¡No te atasques!
Si circulas por una superficie nevada por la que todavía no ha pasado nadie, te recomendamos que, antes de adentrarte en ella, compruebes la profundidad de la nieve fresca, ya que podrías quedarte atascado. Por otro lado, si circulas por una carretera tan deslizante que no puedes mantener el control del vehículo, lo mejor será que no sigas avanzado.
Y además...
Muchos coches actuales, en especial los TT y los SUV, equipan un control dinámico de la conducción con un modo Nieve, o un control de tracción ampliado, capaz de adaptar el funcionamiento de las ayudas electrónicas, para mejorar la adherencia en superficies deslizantes. Si es así, no dudes en accionarlo si la situación se complica, ya que la estabilidad del vehículo mejorará notablemente.