Hace 25 años, el terror de Ferrari y Porsche no eran los McLaren o los Mercedes-AMG... Por aquel entonces, muchos de los deportivos más deseados del planeta tenían pasaporte nipón y lucían los emblemas de Honda, Mazda, Mitsubishi, Nissan y Toyota.

Y es que, a principios de los años 90, las marcas japonesas comenzaron a abrirse hueco en el mercado europeo, con automóviles atractivos, avanzados tecnológicamente y que, además, ofrecían una fiabilidad superior a la media. En muy poco tiempo, pusieron a la venta en el Viejo Continente sus mejores deportivos que, en aquella época, ofrecían un rendimiento similar (y en ocasiones superior) al de los intocables Porsche y Ferrari. 

De hecho, cuenta la leyenda que Luca Cordero di Montezemolo, presidente de Ferrari en la época, definió al 348, fabricado entre 1989 y 1994, como "un coche de mierda" al compararlo con sus competidores orientales. Y es que, por aquella época, incorporaban tecnologías con las que los modelos de la marca italiana solo podían soñar, como una dirección a las cuatro ruedas, elementos aerodinámicos activos, motores rotativos, suspensiones adaptativas... Además, tenían un precio mucho más bajo.

Muchos de estos coches comienzan a convertirse en clásicos y, en algunos casos, en leyendas del automóvil. Así que no te pierdas esta lista, en la que puedes encontrar auténticos supercoches japoneses, como el Mitsubishi 3000 GT, Mazda RX-7, Honda NSX...

Mitusbishi 3000GT

No sabemos en qué pensaban exactamente en Mitsubishi cuando decidieron crear un deportivo y denominarlo GTO. Tal vez, encabritar a alguien en Ferrari...

Sin embargo, fuera de Japón y del Reino Unido, este modelo se comercializó como 3000GT. Este supercoche, nacido en 1990, empleaba un poderoso propulsor biturbo de gasolina, 3.0 V6, dotado de doble árbol de levas en cabeza, una culata con 24 válvulas y 300 CV de potencia, que ascendieron a 320 a partir de 1994. 

Pero, además, este coche dispuso de versiones de tracción delantera y total, así como un nivel tecnológico fuera de lo común. Entre sus elementos más destacados encontramos un sistema de dirección a las cuatro ruedas (a más de 50 km/h, los neumáticos del eje trasero giraban en el mismo sentido que las delanteras para mejorar la estabilidad); un diferencial trasero de deslizamiento limitado controlado electrónicamente, suspensión adaptativa...

Mención aparte merece el sistema de aerodinámica activa Active Aero, compuesto por un splitter delantero y un alerón trasero, que podían modificar su posición para mejorar el apoyo aerodinámico a alta velocidad.

Mitusbishi 3000GT

Nissan 300ZX

El Nissan 300ZX no exhibe un nivel tecnológico tan elevado como el 3000GT... pero eso no significa que no fuera un modelo tremendamente divertido de conducir. De hecho, este deportivo japonés se recuerda como un sinónimo de diversión al volante. Bajo el capó, equipaba un motor 3.0 biturbo de 300 CV y propulsión trasera.

Por aquel entonces, este Nissan incorporaba suspensión de tipo multibrazo en ambos ejes, así como el sistema de dirección trasera activa Super HICAS (Super High Capacity Actively Controlled Suspension).

Nissan 300ZX

Mazda RX-7

El Mazda RX-7 es un clásico legendario entre los deportivos japoneses... que vivió su mejor momento con la aparición de la generación de 1992.

Es cierto que, con 240 CV (280 en su última evolución), es menos potente que los Nissan 300ZX o Mitsubishi 3000GT. Sin embargo, cuenta con un as bajo la manga: un motor rotativo, de 1,3 litros, sobrealimentado mediante dos turbocompresores Hitachi, de accionamiento secuencial... que le permitía subir de vueltas de forma vertiginosa.

Mazda RX-7 (1992-2002)

Toyota Supra

Aunque han existido varias generaciones del Toyota Supra, la cuarta, aparecida en 1993, es la más interesante. Sobre todo porque, en Europa, equipaba dos turbocompresores, de funcionamiento secuencial, ligeramente distintos a los del mercado japonés, que, junto a unos inyectores de mayor tamaño, le permitía incrementar la potencia desde los 280 a los 320 CV. 

¿Sus prestaciones? Aceleraba de 0 a 100 km/h en 4,6 segundos y alcanzaba una velocidad máxima de 250 km/h (autolimitada). En cuanto a las suspensiones, equipaba una de tipo multibrazo en ambos ejes. 

Toyota Supra Mk4

Honda NSX
Para muchos, el Honda NSX es el rey de los deportivos japoneses de la época. En parte, porque Ayrton Senna colaboró en su puesta a punto y, por otro lado, por su espectacular rendimiento. 

De hecho, el objetivo de los ingenieros de Honda fue conseguir una relación peso/potencia lo más favorable posible… que permitiera superar las prestaciones de los Ferrari 348 y Porsche 911.

¿El resultado? Un superdeportivo con chasis de aluminio (los brazos de las suspensiones también eran de este material) que, además de conseguir un reparto de pesos casi perfecto, mantenía la relación peso/potencia por debajo de los 5,2 kg/CV.

Pero en aquel entonces, trabajar el aluminio era un suplicio para los fabricantes de automóviles, por ser menos rígido que el tradicional acero. Así que, para diseñar las piezas y la cantidad de material necesaria en cada punto del automóvil, Honda recurrió al superordenador Crazy. ¿El resultado? Un chasis de tan solo 208 kilos de peso, que se situó entre los más rígidos de su época.

En lo que al motor respecta, es el único modelo de la lista que incorpora una mecánica atmosférica, aunque, gracias al sistema de distribución variable VTEC, compensaba, en parte, la falta de un turbocompresor.

Se trataba de un propulsor 3.0 V6, en posición central, que desarrollaba 270 CV de potencia y era capaz de impulsar al Honda NSX, de 0 a 100 km/h, en poco más de 5,0 segundos.

Honda NSX