Desde hacía tiempo no había un Volvo que compitiera tan de tú a tú frente a sus rivales de Audi, BMW y Mercedes-Benz. Ese modelo es el XC40, un SUV compacto que, para completar una familia realmente interesante, ahora dispone de dos versiones híbridas enchufables y de una 100% eléctrica, con nada menos que 408 CV.
En esta prueba hemos querido analizar la opción PHEV más exclusiva, que suma 262 CV de potencia combinada y 425 Nm (la otra se queda en 211 CV), asociada además al acabado R-Design, con chasis dinámico de serie, es decir, una puesta a punto más deportiva, aunque luego veremos que no lo es tanto.
Galería: Prueba Volvo XC40 Recharge T5 R-Design 2021
¿Con qué motores se impulsa esta variante? El bloque de combustión es uno conocido de la gama. Se trata de una mecánica turboalimentada de gasolina, con tres cilindros en línea, que cubica 1,5 litros y entrega 180 CV a 5.800 rpm y un par máximo de 265 Nm entre 1.500 y 3.000 vueltas.
Le acompaña otra mecánica eléctrica de 82 CV y 160 Nm, también situada en posición delantera. Este propulsor se alimenta de una batería con 10,7 kWh de capacidad (8,5 netos), que es un dato acorde a lo que ofrecen los rivales. Por ejemplo, la del BMW X2 xDrive25e tiene 10 kWh (8,8) y la del Mercedes-Benz GLA 250 e, 15,6. En el modelo nórdico, toda la fuerza mecánica se canaliza al eje delantero.

La autonomía eléctrica del Volvo XC40 Recharge T5 es de 45 kilómetros, una distancia a la que solo nos podemos acercar realizando una conducción ecológica. En una toma de corriente de 3,7 kW, el tiempo de carga es de alrededor de tres horas.
Como suele suceder en este tipo de vehículos, el peso del conjunto resulta bastante elevado, 1.740 kilos en vacío, debido precisamente a la batería. Eso sí, el maletero apenas pierde capacidad frente a las variantes de combustión, pues se mantienen los 460 litros. Solo desaparece el espacio adicional que hay debajo del piso, que vendría ideal para guardar el cable de carga.
También hay que tener en cuenta que el depósito de gasolina pasa de 54 a 48 litros, algo lógico ya que el coche puede 'tirar' del motor eléctrico, con lo que autonomía total apenas se ve perjudicada.



Como ya comentamos en las pruebas del XC40 de combustión, la habitabilidad trasera es bastante buena. El espacio para las piernas y para las cabezas resulta más que suficiente para adultos de talla media, incluso siendo altos los ocupantes delanteros, a pesar de que el coche no va más allá de los 4,42 metros de longitud.
En este punto, la única duda que he tenido ha sido la posición de los respaldos traseros, pues me han parecido demasiado erguidos, de tal forma que pueden hacer mella en el confort durante largos desplazamientos.



Si hablamos del diseño del Volvo XC40 Recharge T5 R-Design es hacerlo de una imagen deportiva, que le sienta como anillo al dedo al vehículo. El exterior luce de serie cubiertas de los retrovisores en color Black Stone, parrilla, barras longitudinales y marcos de las ventanas en negro brillante, llantas de aleación de 19 pulgadas y doble salida de escape (de las de verdad, ¿eh? aunque ocultas por embellecedores trapezoidales), entre otros componentes.
Por su parte, el interior queda personalizado con tapicería mixta de tela y cuero, pedales deportivos, tapizado del techo en gris oscuro, alfombrillas específicas... e inserciones en negro piano, que como sabes, se ensucian enseguida y acumulan mucho polvo. Cosas de las modas.
Como buena marca premium, Volvo permite personalizar mucho más tanto la carrocería como el habitáculo. Lo mejor es acudir a los diferentes paquetes de equipamiento disponibles, para optimizar al máximo la inversión. Por ejemplo, la carrocería bicolor y las llantas de aleación de 21 pulgadas de nuestra unidad de pruebas tienen un sobreprecio.



Durante nuestra prueba, principalmente hemos realizado dos mediciones: consumo con la batería cargada y descargada. A pesar de que el SUV nórdico ofrece varios programas de conducción (Hybrid, Individual, Power, Pure y Off Road), hemos usado frecuentemente el Hybrid, que es el más equilibrado.
Cuando hemos tenido carga, el consumo se ha fijado en el entorno de los 6,0 litros cada 100 kilómetros, mientras que sin ella, el gasto ha ascendido a 8,0. No nos parecen datos referencia, pero también hay que tener en cuenta la elevada potencia disponible.

De hecho, no hay más que ver las prestaciones oficiales del vehículo: aceleración de 0 a 100 km/h en 7,3 segundos. La velocidad máxima es de 'solo' 180 km/h porque, por razones de seguridad, Volvo la limita en todos sus vehículos.
Por supuesto, el Volvo XC40 Recharge T5 R-Design permite mantener la carga de la batería y también generarla en marcha a través de los programas Hold y Charge, aunque eso siempre implica aumentar los consumos.


En general, la respuesta mecánica es muy satisfactoria por 'viveza'. El motor de gasolina es enérgico, incluso en bajas revoluciones, a pesar de ser un tricilíndrico, y con el apoyo del propulsor eléctrico se gana velocidad muy rápidamente. Obviamente, en la ciudad, la suavidad y el silencio imperan, aunque es verdad que la mecánica de gasolina se conecta más de lo que nos gustaría cuando la batería dispone de la mínima carga posible (nunca se agota del todo).
En cuanto al comportamiento, decíamos al comienzo que, a pesar del chasis dinámico, no podemos calificar este coche como un SUV deportivo. Más bien, es un modelo bastante estable y muy obediente, a pesar de los kilos de más de la batería. Sin duda, la plataforma CMA resulta una base elogiable.

La carrocería muestra más libertad de movimientos que las de los todocaminos alemanes (no va tan sujeta), pero se desenvuelve bastante bien cuando la carretera se retuerce, de tal forma que el conductor puede saborear las curvas. Además, la transmisión automática de doble embrague, con siete velocidades y levas, es rápida y efectiva, y el pedal del freno puede 'personalizarse' a través de los programas Normal y Dynamic, algo nada habitual.
También hay que resaltar que, en terrenos con el firme en mal estado o incluso circulando por carreteras adoquinadas, no surgió ningún 'grillo' en el interior. Al contrario, el silencio absoluto demostró que la calidad de fabricación de este vehículo es intachable.
Por lo demás, casi todos los controles pasan por la pantalla central y los mandos del volante multifunción no son los habituales, así que hay que pasar por un pequeño periodo de adaptación (tampoco muy largo) para sentirse 'como en casa'.
El precio del Volvo XC40 Recharge T5 R-Design comienza en 50.383 euros. El coche porta la etiqueta 0 de la DGT y, si te pones exquisito con las opciones, la tarifa aumentará varios miles de euros más. Bueno, si así sucede con los rivales alemanes, ¿por qué no también en un modelo que nada tiene que envidiarlos?
Volvo XC40 Recharge T5 R-Design