"¿A quién le cabe este coche en su garaje?". De esta manera tan gráfica fui el elegido para poner a prueba el BMW X7 xDrive30d 2020, el mastodóntico SUV de la casa alemana. Y no lo califico así solo por sus enormes dimensiones exteriores, sino porque verdaderamente, al primer vistazo, te deja sorprendido por lo grande que es. Cualquier yanqui se relamería...
Sí, porque al fin y al cabo, este coche está destinado principalmente a ese mercado (de hecho, se fabrica en Spartanburg, Carolina del Sur), sin olvidarnos de las economías más fuertes del planeta, como la china o las de los países de los petrodólares, como Emiratos Árabes Unidos.
Pero si tú estás interesado en él, cobra especial relevancia saber que mide 5,15 metros de longitud, 2,00 de anchura y 1,80 de altura. Entendemos que tendrás un enorme espacio en tu casa con jardín para que descanse, pero tenlo en cuenta si te acercas a cualquier población y quieres estacionarlo en un aparcamiento público, porque no te va a ser una tarea fácil.
Dese luego, en tus desplazamientos no vas a pasar desapercibido. De hecho, muchos se asombran de que BMW haya hecho algo más voluminoso que el X5 y el X6, pero Mercedes-Benz comercializa el GLS desde hace años y ya sabes que al enemigo, ni agua.
La verdad es que, después de haber conducido sus hermanos pequeños, me sentí muy integrado desde el primer momento en el habitáculo, pues la inteligente disposición de los mandos es similar, así que todo me resultaba muy familiar. Desde luego, ergonómicamente, pocos peros se le pueden poner al coche.
Lo mismo puedo decir del propulsor turbodiésel de 3,0 litros, con seis cilindros en línea, que genera 265 CV a 4.000 rpm y un destacado par máximo de 620 Nm entre 2.000 y 2.500 vueltas. Como ya comenté en la prueba del X5, "empuja con decisión desde prácticamente el ralentí y permite ganar velocidad con gran rapidez".
Y no hay mejor manera de demostrarlo que citar las prestaciones oficiales: 227 km/h de velocidad máxima y una aceleración de 0 a 100 en 7,0 segundos. Son registros verdaderamente destacados pues, no nos debemos olvidar de que estamos ante un todocamino de más de 2,4 toneladas de peso, con el conductor incluido.
Una vez más, la transmisión automática con convertidor de par Steptronic, de ocho velocidades, me ha vuelto a dejar gratamente sorprendido. Gestiona los cambios de marcha perfectamente, hasta el punto de que casi lo hace mejor que yo mismo con las levas...

En lo referido a los consumos, la cifra oficial se sitúa en 8,2 litros cada 100 kilómetros y se puede estar cerca de ella, al menos no superar los 9,0 litros, si no abusamos de aceleraciones y no viajamos a plena carga.
Claro, después de haber leído la masa de este vehículo, estarás pensando que el BMW X7 xDrive30d será un auténtico 'barco'. A esa duda, he de decir que BMW, por tacto de conducción, ha vuelto a lograr que el coche parezca más liviano de lo que es.

Obviamente, se desenvuelve mucho mejor en vías de primer orden, donde muestra una calidad de rodadura sobresaliente, pero tampoco resulta difícil de controlar en curvas rápidas. En los giros más lentos, las inercias son más acusadas, pero me parece meritorio que este coche no sufra tanto en los cambios de trayectoria como debería hacerlo, si aplicásemos la física más pura.
La suspensión neumática adaptativa, de serie en este vehículo, y la dirección activa integral (1.538 euros), es decir, las ruedas traseras motrices, aportan ese plus definitivo para sentirnos a gusto en todo tipo de escenarios y a cualquier ritmo.
No obstante, incluso con la puesta a punto del modo Sport, que supone una amortiguación algo más firme y la altura libre rebajada 20 milímetros, el coche continúa siendo confortable y no se sufre con cada irregularidad de la carretera.



A la hora de realizar viajes, la impresión de velocidad es más baja de la real, muestra de que el aplomo y la insonorización corresponden a un modelo Premium. Es más, es de esos coches que te invitan a viajar en las plazas traseras o en las del acompañante, porque agasaja con un confort digno de una limusina.
Nuestra unidad de pruebas disponía de la configuración opcional de seis plazas (2+2+2), frente a la de serie, que cuenta con siete. En los asientos de la tercera fila, es mejor ubicar a adultos de talla baja o a niños, porque el espacio disponible no es excesivamente amplio y las banquetas están situadas cerca del suelo.
En cuanto al maletero se refiere, con las tres filas en uso, ofrece 326 litros, que es una cifra parecida a la de un utilitario, por lo que pueden entrar un par de maletas pequeñas y alguna que otra mochila, como puedes observar en la foto.

Con cuatro plazas ocupadas, el volumen asciende a 750 litros, más que suficiente para dar servicio a una familia. Y si necesitamos el X7 como un coche de carga (lo dudo mucho), se pueden reclinar el tercer y el cuarto asiento de forma automática, quedando un espacio de 2.120 litros.
Más allá de la parte práctica, este SUV está salpicado de detalles técnicos impresionantes. Destaco especialmente los faros Laserlight, que emplean tecnología láser como apoyo a las luces largas y otorgan plena visibilidad, hasta 600 metros por delante del vehículo. También el sistema de conducción semiautónoma Driving Assistant, que se activa con solo tocar un botón del volante.
Y no me quiero olvidar de las aplicaciones de cristal CraftedClarity, de Swarovski, en el pomo del selector del cambio, el botón de arranque o la ruleta del mando de control. El lujo y el buen gusto nunca deben faltar en un vehículo de este tipo.



Curiosamente, el BMW X7 xDrive30d, al igual que el X5 y el X6, han mejorado sus cualidades para desplazarse fuera del asfalto, a través del paquete Off-Road, con cuatro programas: xSnow, xGravel, xSand y xRocks, que modifican diversos parámetros en función del terreno por el que se circula.
Si sumamos el diferencial central bloqueable y 22,1 centímetros de altura libre al suelo (como máximo), nos queda un SUV más capaz para terrenos de baja adherencia de lo que, a priori, podríamos pensar.

Claro, todas estas virtudes suponen un precio... elevado. El BMW X7 xDrive30d, que es la versión de acceso a la gama, supone un desembolso de 101.200 euros, sin contar los diferentes extras integrados en nuestra unidad de pruebas. Al final, dispones de una limusina elevada y eso hay que pagarlo.
Por cierto, si este coche ya te parece una locura en términos de dimensiones, BMW podría estar desarrollando el X8, un SUV de corte coupé, basado en este todocamino, con el que el X6 se quedaría pequeño. ¡Hasta dónde vamos a llegar en este nicho de mercado!
BMW X7 xDrive30d