Nos encontramos ante una situación delicada en la venta de vehículos nuevos, fundamentalmente, por la crisis de los semiconductores, así como por el colapso en la producción y distribución de los vehículos. Por ese motivo, muchos conductores miran al mercado de vehículos de ocasión, con la intención de renovar su automóvil, aunque sea con un seminuevo y disfrutarlo de inmediato.
Por ese motivo, queremos hacerte cinco breves recomendaciones cuando vayas a revisar tu próximo coche de ocasión, que seguro te ahorrarán más de un dolor de cabeza. Estos consejos son válidos si compras el vehículo a través de un concesionario oficial o directamente a un particular.

Paso 1: Revisar el exterior
Parece obvio, por ser la parte más visible del coche. Debemos fijarnos en varios apartados, como el estado de la carrocería (techo incluido), y que no presente roces, abolladuras o manchas de óxido, por ejemplo. Revisa partes 'ocultas', como los paneles en los pasos de rueda o los que quedan al descubierto cuando abres las puertas.

No te olvides de revisar el estado del parabrisas y de la luneta trasera, descartando que haya daños como impactos, alguna raya, por leve que sea, o desconchones de la propia luna. Con el frío y la lluvia, estos desperfectos solo pueden ir a peor, así que mejor avisar al vendedor por si podemos renegociar el precio de venta.
Otros aspectos a revisar serían el estado de la amortiguación (que los amortiguadores no se compriman con mucha facilidad y que no tengan fugas de ningún tipo), el estado del chasis (nunca compres un vehículo con el chasis dañado o reparado), el estado de los faros, pilotos e intermitentes (revisa que funcionan), así como el estado general de los neumáticos (desgaste y ausencia de daños en la banda lateral). Por último, si puedes, revisa el estado del sistema de escape (que no esté perforado ni modificado, lo que provocaría un sonido anómalo).

Paso 2: Comprueba el estado del motor
Aquí se hace bastante recomendable el asesoramiento por parte de un experto. Si puedes acudir a la revisión con un mecánico sería lo ideal, aunque también puedes hacerlo con algún conocido con unas nociones básicas de mecánica.

Lo primero que tienes que descartar es la presencia de algún tipo de fuga o corrosión en el vano motor. Que no haya manchas de aceite o que los depósitos de líquidos (refrigerante, frenos, limpiaparabrisas...) no tengan fugas son buenas señales.
Después, puedes hacer una comprobación visual de los niveles de aceite, refrigerante o de líquido de frenos. De todos ellos, el nivel y estado del aceite es el más importante. Por ejemplo, si sacas la varilla y observas espuma, puede indicar que hay una fuga en la junta de culata (avería muy importante y costosa).

Par finalizar con este apartado, revisa la caja de cambios, descarta que haya fugas y aprovecha para observar el estado de las correas (la de la distribución es la más importante), descartando que estén deshilachadas o faltas de tensión.
Paso 3: Inspecciona el habitáculo
Es otra de las partes que más fáciles pueden parecer de revisar, pero conviene no pasar por alto algunos detalles. La presencia de rasguños, quemaduras o desperfectos en la tapicería puede delatar el trato que ha recibido el vehículo por parte de su anterior propietario.

Comprueba, por ejemplo, que el aire acondicionado funciona correctamente. Si no lo hace, pregunta el motivo, porque las causas pueden ser variadas y más o menos costosas (recarga de gas, sustitución del compresor...). Constata que los mandos de los diferentes sistemas funcionan correctamente (luces, elevalunas, bloqueo de puertas, equipo de audio, controles de seguridad...).
En los vehículos de ocasión más modernos, otras funcionalidades también pueden estar disponibles como el sistema de navegación, los sensores de aparcamiento o, incluso, la cámara de ayuda al estacionamiento. Verifica que todo funciona correctamente. Es mejor asegurarse, que luego lamentarse.

Paso 4: Realiza una prueba de conducción
Probablemente, estemos ante el punto más importante de todos los que debes revisar. Lo primero que tienes que confirmar es que toda la documentación está en regla. Si sufres un percance mientras estás conduciendo el vehículo y carece de seguro o no ha pasado la ITV, la responsabilidad será tuya por conducirlo.
Una vez que te has puesto en marcha, comprueba que los frenos funcionan correctamente. Si puedes, realiza una frenada de seguridad (en un entorno controlado sin peligro para el resto de conductores), para constatar el buen funcionamiento del sistema. Circulando a baja velocidad, realiza varios giros cerrados; deberías no percibir ningún tipo de crujido, temblor o chasquido. Si no es así, desconfía.

Por último, verifica que no se aprecie ningún tipo de vibración mientras conduces a diferentes velocidades. Cuando se aprecian ese tipo de vibraciones suelen desembocar en desgastes irregulares de los neumáticos, de la suspensión o, incluso, problemas con la dirección.
Paso 5: Sopesa todo lo anterior y negocia el precio
Ya has revisado todos los aspectos importantes del estado del vehículo y ahora tienes más criterios para llegar a un acuerdo con el vendedor. Pero antes de tomar una decisión definitiva, revisa el historial del coche.
Si es un concesionario oficial, exige el libro de mantenimiento del vehículo para comprobar las fechas de las revisiones oficiales pasadas. En el caso de ser un particular, además del libro de mantenimiento, también puedes exigirle facturas del mantenimiento realizado al vehículo en otros talleres que no sean los oficiales.

Y para finalizar, también es recomendable solicitar a tu delegación provincial de Tráfico un informe oficial sobre el historial del vehículo y si tiene alguna multa pendiente. Puedes solicitarlo de forma telemática aquí (8,59 euros en concepto de tasas) y recibir el informe en unos tres días.

Si has seguido estos cinco pasos y toda la información recabada es satisfactoria, puedes comprar tu vehículo de ocasión con ciertas garantías. Además, la ley está de tu parte, ya que te cubrirá con una garantía de seis meses (por vicios ocultos) en el caso de la compraventa entre particulares y, como mínimo 12 meses, si adquieres el vehículo a través de una concesión o profesional.