Si sigues habitualmente nuestra web, seguro que ya sabes que tenemos cierta predilección por los vehículos camper baratos. En esta ocasión vamos a hablarte de una furgoneta convertida en autocaravana de forma artesanal.

Se trata de una solución perfecta si eres un 'manitas' y no te convencen las opciones que ofrecen las empresas especializadas en transformaciones. En el caso de tener un presupuesto ajustado, puedes ahorrar mucho dinero instalando solo lo que tú quieres y con un resultado bastante interesante.

Galería: Volkswagen Transporter camper 1998

Tomemos como ejemplo esta Volkswagen Transporter de 1998, que empezó su trayectoria como una furgoneta convencional en algún lugar de Alemania, pero que ahora vive una 'segunda vida' como una autocaravana camper casera en Bulgaria.

El propietario quería preparar algo inteligente y fácil de mantener sin arruinarse, y la verdad es que nos ha encantado el resultado. La conversión le llevó unos siete meses, incluyendo el repintado completo del vehículo, las modificaciones del interior y el mantenimiento del motor.

Volkswagen Transporter camper 1998
Volkswagen Transporter camper 1998
Volkswagen Transporter camper 1998

La zona habitable de la Transporter está ahora completamente aislada y cuenta con un calentador de gasoil y un sistema de ventilación. Un depósito de 25 litros proporciona agua dulce para el pequeño fregadero y hay otro depósito de aguas grises con la misma capacidad.

También hay una nevera de 12 voltios y una cocina de gas compacta. La caravana tiene capacidad para dos adultos, gracias una cama doble plegable que debajo esconde un compartimento de almacenamiento. El hecho de que no haya ventanas puede ser una pequeña desventaja, pero ayuda a mantener la temperatura interior baja.

En cuanto al motor, se trata de un bloque diésel, con cinco cilindros, de 2,4 litros y 79 CV (58 kW). Seguramente no es la forma más rápida de ir del punto A al B, pero su fiabilidad y su facilidad de mantenimiento están aseguradas.

Pero lo mejor es que todo el proyecto solo costó alrededor de 4.500 dólares, que son unos 3.800 euros, incluyendo la compra de la furgoneta, el repintado completo y la revisión mecánica. Eso sí que es creatividad, trabajo y una buena planificación...