En el año 1876, el ingeniero alemán Nicolaus Otto ideó el primer motor de explosión de cuatro tiempos, lo que supuso el inicio de los propulsores de combustión interna. Siglo y medio después, este tipo de motores desaparecerán paulatinamente y estará prohibida su venta a partir de 2035 en Europa.

La Comisión Europea ha lanzado toda una declaración de intenciones para luchar contra el cambio climático. Bruselas ha propuesto que desde el año 2035, los turismos o furgonetas que se vendan no han de emitir dióxido de carbono (CO2), lo que significa el veto a los motores diésel, de gasolina, de gas e híbridos.

EPA C02 Standards

Estas medidas ya se estaban proponiendo en diversos países, como en España, donde la nueva ley de cambio climático había fijado esa prohibición para 2040. Esto no es más que un claro mensaje para que los fabricantes europeos aceleren su transformación hacia el vehículo eléctrico.

Europa es uno de los mercados más importantes del mundo, pues su población ronda los 450 millones de habitantes y su poder adquisitivo es elevado, lo que también es una advertencia para el resto de compañías fuera del continente que desean continuar su negocios en Europa.

La Unión Europea quiere garantizar la neutralidad de emisiones en 2050 y ha fijado el llamado plan 'Fit for 55' (traducido como 'en forma para el 55'). A este objetivo de las cero emisiones hay que añadirle el deseo de duplicar las energías renovables hasta obtener una cuota del 40% en 2030, o la elevación del precio de la tonelada de CO2 en el mercado de emisiones.

Se han fijado objetivos para lograr la eficiencia climática, pero también se obliga al sector del transporte a crear su propio mercado de emisiones. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha aclarado que todas estas medidas se toman para conseguir un planeta saludable para la siguiente generación y ansía un desarrollo que no dañe a la naturaleza.

Este plan aún tiene que ser pactado por el Parlamento Europeo y los diferentes gobiernos de los países miembros. No obstante, esto incluye la creación de un fondo social de 72.000 millones de euros, para suavizar el impacto que pudiera tener el cambio en la vida diaria de millones de europeos.

Si todo sale como se prevé, el mayor cambio para el mundo del automóvil será la prohibición de la venta de vehículos con motores de combustión a partir de 2035. Cinco años antes, los turismos deberán emitir un 55% menos de CO2, teniendo en cuenta la cifra actual, mientras que en 2035 se cerrará totalmente la brecha.

Los coches que estén en activo no tendrán problemas, pero se calcula que en el 2050 todos los turismos alimentados con diésel o gasolina desaparecerán. Esto conlleva otro problema añadido, y es la creación de una red de puntos de recarga, capaz de soportar semejante demanda de electricidad.

Opel Manta GSe ElektroMOD (2021), prueba del coupé eléctrico

Sin embargo, el plan es que haya un punto cada 60 kilómetros en las principales rutas y uno cada 150 kilómetros en el caso del hidrógeno. Además, para incitar el uso del coche eléctrico, es más que posible que suba el precio del combustible fósil.

Todas las medidas impuestas tienen un único fin: salvar el planeta. Todo el desarrollo de la tecnología eléctrica está destinada a cuidar el medio ambiente e intentar paliar todos los daños provocados por el ser humano hasta la fecha. Ahora es el momento de cambiar los motores de combustión interna por una energía limpia, y esperemos que sea suficiente para mejorar como sociedad.

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