Pese a que los lazos entre Mazda y la industria italiana del diseño se remontan a mucho antes de la elaboración de un prototipo como el MX-81, este coche es el que seguramente lleve la unión de la tecnología nipona y el diseño italiano al más alto nivel.
Este modelo no dejó de ser un concept car que nunca entró en fabricación, pero supuso un verdadero hito en la visión que en aquel momento Bertone tenía de lo que debería de ser el coche del futuro.
De hecho, contaba con detalles únicos, como un diseño aerodinámico totalmente futurista, sus luces traseras integradas o la gran pantalla que sustituía a los clásicos relojes.
El MX-81 fue olvidado tras haber sido expuesto en los salones más importantes, pero en febrero de 2020, el coche fue descubierto en un almacén de Mazda en sus instalaciones de Fuchizaki y trasladado al cuartel general de la marca, en Hiroshima, para empezar un proceso de restauración de todo su hardware, motor incluido.
Para completar la restauración, el MX-81 se trasladó a Turín para que los especialistas de SuperStile restaurasen la pintura y los paneles del coche a su estado original, tanto en su interior como en su exterior.
La historia de la colaboración entre Mazda y los distintos diseñadores italianos, como Giugiaro, Bertone o Ghia, aprovechando la restauración del MX-81, ha sido reflejada en le documental "La forma del tiempo".
Se trata de un film que no solo se centra en la industria del automóvil en sus facetas tecnológicas o del diseño, sino que pone el foco en la interacción social y las relaciones humanas que hicieron posible que esta relación entre dos países tan lejanos, geográficamente hablando, se materializase de una manera muy fructífera.
Toda esta historia se ve también reflejada en uno de los últimos modelos de Mazda, el MX-30 eléctrico, que hereda esta pasión por la unificación entre diseño y tecnología, una herencia que la marca pone de nuevo encima de la mesa en esta nueva etapa eléctrica del mundo de la automoción.