Aunque no hablamos excesivamente de este carrocero, Bertone tiene merecido un hueco importante en la historia del automóvil. De allí han salido diseñadores de primer nivel, como Franco Scaglione o el mismísimo Giorgetto Giugiaro, pero en este artículo el protagonismo recae sobre Marcello Gandini.

Contratado por la empresa turinesa en 1965, tres años después, de sus manos surgió el Bertone Carabo. La única orden impuesta por Giuseppe Bertone, el hijo del fundador de la compañía, para la creación del concept car fue que llamara poderosamente la atención.

Dicho y hecho. En el salón de París de 1968, prensa y aficionados quedaron asombrados ante este deportivo con forma de cuña, que adelantaba soluciones técnicas que podían utilizarse en futuros modelos de serie. 

La base del vehículo era el Alfa Romeo 33 Stradale, incluido el motor de 2,0 litros y ocho cilindros en V, con 230 CV, situado en posición central-trasera. Obviamente, la estética cambiaba por completo, pasando de las formas redondeadas del Alfa a las líneas tensas del Carabo.

El frontal en forma de cuña y la zaga recortada, además de los numerosos detalles aerodinámicos, confirmaron el sensacional trabajo realizado por Gandini.

¿De dónde viene el nombre Carabo? Hace referencia a un tipo de escarabajo y es que, si se observa el coche desde arriba, las lamas negras del capó trasero recordaban a este coleóptero. Igualmente, las puertas con apertura vertical también se asemejaban a las alas de este animal.

Bertone Carabo 1968

En la cita parisina, el Bertone Carabo estaba rodeado de periodistas y curiosos a los pocos minutos de inaugurarse el salón. Más que las prestaciones (250 km/h de velocidad máxima y 6,5 segundos para acelerar de 0 a 100 km/h), lo que les sorprendió fueron las dimensiones del vehículo.

No en vano, declaraba tan solo 99 centímetros de alto, 6 menos que el Lamborghini Miura, que ya era un deportivo realmente bajo. Por su parte, anunciaba 4.170 milímetros de longitud, como un utilitario actual, y 1.780 de anchura. 

Bertone Carabo 1968

Los comentarios fueron realmente positivos y, no nos extraña, pues el Carabo puso la base técnica y estética para la siguiente generación de superdeportivos de producción. Hablamos, por ejemplo, del Lamborghini Countach, principalmente, aunque también del Fiat X1/9, entre otros. En 1989, el coche fue restaurado y expuesto en el Museo Alfa Romeo de Arese.