Desde la edición francesa de Motor1.com, nos llega una historia curiosa y preocupante, a partes iguales. A fin de cuentas, es noticia en el país vecino que los daños en los radares le van a costar a Francia un total de 360 millones de euros.

Son datos de Sécurité Routière y en ellos se incluyen tanto las reparaciones, unos 60 millones, como todas las multas por exceso de velocidad que se han dejado de poner, estimadas en unos 300 millones, en todo el periodo que los cinemómetros han permanecido inactivos.

Galería: Radares de velocidad (fijos y móviles)

La vida de estos elementos, llamados a potenciar la seguridad vial y la recaudación, no ha sido sencilla, tras implantarse el nuevo límite de 80 km/h en las carreteras y ponerse en marcha el movimiento de los 'Chalecos Amarillos'.

De hecho, unos 2.100 radares fueron dañados o destruidos, algunos varias veces, incluso. ¿Cómo solucionar este problema? Con los nuevos radares de torreta que, además de estar situados a 4 metros de altura, tienen una capacidad sancionadora mucho mayor.

De hecho, se espera la instalación de 400 de estos dispositivos, algunos de ellos vacíos, para actuar como elemento disuasorio.

Aunque estos tampoco se salvan, ya que diez de ellos ya habrían sido destrozados. ¿Cómo? Serrándolos, quemándolos... o atacándolos con maquinaria pesada.

Cabe recordar que el movimiento contrario a los radares comenzó el año pasado y se volvió especialmente violento desde que se instauró un nuevo límite de velocidad, de 80 km/h, para las carreteras convencionales. 

En noviembre del mismo año, el auge de los 'Chalecos Amarillos', lejos de ayudar, echó más leña al fuego. Todo, para que la factura final por vandalismo ascendiera hasta los 500 millones de euros.

Fuente: Motor1.com Francia