Para todos aquellos que no lo sepan, la siglas Speedster tienen un especial significado dentro de la historia de Porsche. De hecho, el 911 Carrera 3.2 Speedster es uno de sus vehículos más carismáticos, pero solo se fabricó entre enero y julio de 1989, con una producción total de 2.104 unidades.

Sin embargo, esa peculiaridad no debe ser un impedimento para su propietario, Volker Schiersch, que usa el Speedster con total normalidad e incluso remolca una pequeña caravana en sus viajes por Europa. Sin duda, hablamos de una forma de desplazarse con mucho estilo.

El señor Schiersch adquirió su 911 Speedster hace algunos años: "El vehículo es perfecto. Gracias a la pintura plateada Silver Metallic, no solo es atemporal, sino que es mucho más raro que otras unidades pintada en rojo Guards Red, negro o blanco Grand Prix White, bastante más habituales", dijo a Porsche sobre su coche.

"Lo más hermoso para mí es el sonido del motor bóxer de seis cilindros refrigerado por aire. Conducir un Speedster es simplemente un placer. Tienes que estar atento a la conducción y lo mejor de todo es que me gusta esa sensación de ser parte de lo que está pasando a tu alrededor".

El Carrera 3.2 Speedster es un deportivo biplaza, que esconde un techo de emergencia tras los asientos delanteros, cubierto por un protector de fibra de vidrio. El diseño simplificado de este techo consiguió rebajar unos 70 kilogramos el peso del vehículo en comparación con el 911 Cabriolet equivalente.

Por otra parte, la bola de remolque de este Speedster es un accesorio original de Porsche para el 911 y está operativa al 100%. De hecho, la usa para enganchar una caravana Himmer Eriba Puck, de 1975.

Esta caravana está pintada en una pintura original plateada de Porsche y lo mejor de todo es que antes de que el señor Schiersch adquiriese el Speedster que estás viendo, utilizaba un 911 Targa para moverse junto a ella.

Porsche 911 Speedster con caravana

Actualmente, la caravana de Volker Schiersch se utiliza para trayectos más cortos, alejados de los largos trayectos vacacionales. Ahora solo la usa cuando visita a sus nietos en las ciudades alemanas de Düsseldorf y Osnabrück.

Sin embargo, tiene en mente un viaje un poco más arriesgado: "Tal vez me vaya pronto a Salzburgo", como le confirmó a la propia marca. Sea como fuere, no cabe duda de que hablamos de una forma de transporte poco habitual, tanto por la historia del automóvil y la caravana, como por la exclusividad de ambos.