En 2003, en KIA parecían tener claro que era el momento de lanzar una propuesta que diera que hablar entre un grupo potencial de clientes, el de los jóvenes de entre 20 y 30 años, agrupados dentro de la Generación Y.
Este colectivo estaba representado por las personas nacidas entre 1977 y 1994 y, en aquel año, suponía un 28% de la población norteamericana.
Con unas altas expectativas de compra por parte de estos consumidores, la marca coreana exhibió en Frankfurt lo que ella misma denominó como un concepto de "estilo cibernético".
Del centro de investigación que el Grupo Hyundai-KIA tiene en Namyang, salió el diseño del KIA KCV-III Concept, obra del lápiz de Jae-Rim Lee y que hemos querido recordar en nuestra sección 'Prototipos olvidados'. La construcción del concept car se llevó a cabo por la ya desparecida Heuliez, una empresa francesa especializada en este tipo de trabajos.
Desde la marca, querían un coche de aspecto futurista y deportivo, con carrocería descapotable y techo duro y transparente, que se pudiera 'esconder' pulsando un botón, combinado con una configuración de asientos 2+2. Todo, para conseguir un producto que "devolviera la diversión a la industria automovilística".
De hecho, si te fijas en las líneas del concept, podrás intuir ciertos aires que recuerdan al mismísimos Bugatti Veyron, aunque el parecido se quede solo en el aspecto estético.

Y es que al abrir el capó del prototipo de KIA en el salón de Frankfurt, lo que te encontrabas era un motor tetracilíndrico de gasolina, turboalimentado y con 2,0 litros de cilindrada, con una potencia de 146 CV y un par máximo de 190 Nm.
La seguridad también tenía un papel importante en el desarrollo de este coche, que contaba con airbags capaces de detectar la presencia o no del pasajero. Incluso, modificaban su actuación en el caso de que el cinturón de seguridad no se estuviera usando.

También disponía de reposacabezas activos, que se desplazaban en caso de accidente para minimizar los daños personales, así como de barras antivuelco integradas en los asientos. Además, la carrocería estaba preparada con 'puntos blandos' para una mejor absorción de los impactos y el coche incluía un evolucionado control de estabilidad ESP, asociado a un sistema de asistencia a la frenada.
Siguiendo con el apartado tecnológico, el KCV-III Concept disponía de sensores de alumbrado, con los que era capaz de encender los faros y los pilotos de forma automática, así como de activar los limpiaparabrisas, cuando detectaba la diferencia de refracción que se produce con las gotas de lluvia.

Además, en su consola central podías encontrar un sistema multimedia con navegador y reproductor de DVD y de MP3.
Una pena que KIA no acabara lanzando al mercado nada parecido, aunque no se le puede negar a la marca coreana la gran evolución que ha logrado en materia de producto, sobre todo, en lo que al mercado europeo se refiere.