Dentro de la amplia gama de BMW, las versiones M son las más atractivas para los especialistas en preparaciones. La compañía alemana G-Power ha tomado un M5 para demostrar que el vehículo de serie aún tiene margen de mejora... aunque parezca imposible.

Así las cosas, la potencia del vehículo se ha visto incrementada y, a su vez, se han reducido los kilos del conjunto. Si empezamos por la segunda tarea, la solución para esta 'dieta' ha sido incorporar más componentes en fibra de carbono.

El más impactante, visualmente hablando, es el capó, sobre todo porque permanece con el material ligero a la vista, sin ningún tipo de pintura que lo cubra. Lo mismo sucede en el techo, aunque esta circunstancia ya la hemos visto en más coches de producción en serie.

Volviendo al capó, se ha diseñado con el fin de mejorar la refrigeración mecánica, lo que repercute en un mayor rendimiento del motor. Otras piezas de carbono son el reborde de la parrilla, así como el spoiler trasero. 

En toda preparación que se precie, no pueden faltar unas llantas de aleación específicas. En este caso, son forjadas, miden 21 pulgadas y tienen un diseño de cinco radios dobles, además del logotipo de G-Power, que sustituye al clásico de BMW.  

La mejora mecánica viene dada, principalmente, por una reprogramación de la centralita ECU, gracias a la que el motor 4.4 V8, biturbo, pasa de 600 a 700 CV. Además, G-Power desactiva el limitador electrónico de velocidad, con lo cual se convierte en un coche pensado para las Autobahn alemanas.

Todas estas mejoras suponen un desembolso de 7.500 euros. Pero si quieres aún más potencia, la compañía germana puede apretar aún más el propulsor para que genere 800 CV. En este caso, el trabajo es más laborioso, ya que modifica los turbocompresores y cambia el sistema de escape. Lógicamente, esto repercute en la tarifa final, que se acerca a los 20.000 euros... más la mano de obra.