Los coches que se fabriquen a partir de 2022 tendrán que llevar incorporado un sistema que limitará su velocidad mediante la actuación electrónica en la centralita.

Este es el acuerdo al que se ha llegado tras la aprobación de la propuesta del Consejo Europeo de Seguridad en el Transporte (ETSC), con la premisa de que, dicho sistema de seguridad, denominado Asistencia Inteligente de Velocidad o ISA, salvará hasta 25.000 vidas durante los 15 primeros años, después de su incorporación de forma obligatoria en el mundo del automóvil.

La tecnología ISA hará uso de los datos ofrecidos por el sistema GPS, así como de los sistemas de reconocimiento de las señales de tráfico. Con esta información, se encargará de adecuar la velocidad del coche al límite de la vía por la que se esté circulando.

De forma similar a los limitadores de velocidad que ya conocemos en algunos modelos a la venta, esta actuación podrá anularse actuando de manera notable sobre el pedal del acelerador.

Eso sí, en el caso del sistema que estamos tratando, llevar a cabo esta acción dará lugar a que se active una advertencia sonora y visual, que no cesará hasta que se reduzca la velocidad y se respete el límite pertinente.

Siguiendo esta corriente, Volvo ya anunció hace unas semanas que, los automóviles que salgan de sus fábricas a partir de 2020, tendrán su velocidad máxima limitada electrónicamente a 180 km/h.

Galería: Volvo XC90 2019

En un principio se podrá desactivar

Durante los primeros meses de implantación, el ISA contará con un interruptor que permitirá su desactivación para que los usuarios dispongan de un 'período de aceptación', aunque no tardará en ser obligatoria su activación permanente.

Junto a la Asistencia Inteligente de Velocidad ISA, serán obligatorios otros sistemas de seguridad, como el de frenada de emergencia automática, el sistema de mantenimiento en carril, el detector de fatiga y la tecnología de registro de datos.