Es probable que, a menudo, hayas escuchado la frase popular de que "las cosas bellas nunca envejecen". Puede que se lo escucharas decir a tu madre, cuando quería que te pusieras una chaqueta o unos zapatos pasados de moda. Pero en el mundo del automóvil, parece que esta afirmación tiene mucho sentido... en algunas ocasiones. El ejercicio de estilo Rolls-Royce Hyperion, de 2008, es un ejemplo perfecto.

Rolls-Royce Hyperion by Pininfarina 2008

El descapotable británico rezuma una estética clásica y elegante que, incluso con el paso del tiempo, sigue de plena actualidad. Este concept car está inspirado en los cabrios de los años 50 y 60 del siglo pasado y tiene un encanto que no acusa el paso del tiempo.

Pininfarina, un diseño para la historia

El encargado del diseño no es otro que el mítico Pininfarina, quien en el transcurso de su carrera ha conseguido que docenas de vehículos pasen a la historia, gracias a sus formas icónicas.

El punto de partida en este ejercicio de diseño es el Drophead Coupé, la variante sin el techo del Phantom. El proyecto de la carrocería, revisado por la empresa con sede en Turín, incluye muchos detalles: los montantes del parabrisas ocupan una posición más retrasada, la zaga se vuelve más compacta y la capota adopta una forma más arqueada.

Rolls-Royce Hyperion by Pininfarina 2008

El diseñador también revisó las ópticas principales, optando por un diseño más fluido, además de revisar la línea lateral del vehículo. Debemos recordar que el Hyperion solo tiene dos asientos y no cuatro como en el caso del Drophead Coupé. Otro detalle destacado es que la forma inclinada de la zaga es un tributo al Rolls-Royce Silver Dawn, de 1951, también firmado por Pininfarina.

Detalles de hiperlujo

Un automóvil de este calibre no puede prescindir de un interior a la altura de lo esperado, repleto de alta calidad y detalles inusuales.

Entre las delicatesen que podemos advertir, nos encontramos con revestimientos de madera noble como la que se utiliza en la construcción de los veleros y yates de lujo, un reloj de oro, ubicado en la consola central, que se puede llevar como reloj de pulsera y dos compartimentos de almacenamiento específicos en el maletero, para poder guardar las armas cuando el cliente vaya de caza.

En el capítulo mecánico, nos encontramos con el mismo motor, con arquitectura V12 y 6,75 litros de cilindrada, que emplea el Drophead Coupé. El coche fue encargado por el coleccionista Roland Hall, que según los rumores lo habría vendido, unos años más tarde, por 4,5 millones de euros.