Nuestro automóvil de alto kilometraje favorito está listo para su próximo desafío. Después de viajar a Nürburgring desde Londres, y volver, con un único depósito de combustible, el Skoda Octavia de los 700.000 kilómetros entró en un banco de potencia para comprobar si el motor 1.9 TDI ha perdido, o no, mucha caballería.
Cuando salió de la línea de montaje hace unos 20 años, la berlina checa desarrollaba 90 CV. Aproximadamente, ocho o nueve años más tarde, con 346.000 kilómetros, el anterior propietario del vehículo lo llevó a una empresa especializada para potenciarlo. Además de hacerlo, alcanzando los 110 CV, logró mejorar la eficiencia del coche. Las modificaciones incluyeron una ECU reprogramada y un aumento de la presión del turbo, además de una inyección reajustada.
El resultado no fue impresionante, pero la respuesta del acelerador y la economía de combustible mejoraron, según comentan desde CarThrottle.

Mediciones muy positivas
Más de diez años y, aproximadamente, 354.000 kilómetros después de la reprogramación, el Skoda Octavia volvió al banco de pruebas. Después de un par de mediciones, los resultados fueron realmente sorprendentes... No en vano, el propulsor entregó 108 CV (79,6 kW) y 245 Nm. Es decir, apenas ha perdido 2 CV después de la reprogramación.
¿Cuál es la moraleja de esta historia? Los motores turbodiésel de elevada cilindrada de hace unas décadas son una verdadera joya. Si se mantienen correctamente, son inagotables tanto en el tiempo como en la distancia. Solo las normativas de emisiones contaminantes podrán impedir circular a estos coches por algunos cascos urbanos de grandes ciudades en el futuro.

En el próximo episodio de la serie de CarThrottle, veremos cómo el coche disfruta de una restauración completa, acercándolo al estado de fábrica. Seguro que no puedes esperar ¡y nosotros tampoco!