Los modernos coches eléctricos cada vez están más cerca de los modelos de combustión tradicionales, en términos de autonomía. Sin embargo, siendo realistas, todavía queda bastante para lograr la paridad total entre ambos tipos de vehículos.
Algo imposible, hoy en día, incluso para modelos como el nuevo Tesla Model 3 que, en el mejor de los casos, deben conformarse con 310 millas de alcance (unos 500 kilómetros). Una cifra que casi cualquier automóvil convencional de gasolina puede superar sin problema. Además, aunque los motores diésel han caído en desgracia (ya sabrás el porqué), su capacidad para recorrer kilómetros es todavía mucho más impresionante. Y aquí tienes la prueba...
¿Recuerdas el viejo Skoda Octavia turbodiésel, de primera generación, del que te hablamos hace unos días? Sí, aquel modesto 1.9 TDI de 90 CV, del año 1998, que tenía 432.000 millas (unos 700.000 kilómetros) en su marcador. Pues bien, según acabamos de saber, no solo sigue circulando como si tal cosa; además, lo hace de una manera tremendamente frugal.
Para demostrarlo, tiene un reto por delante, recorrer los 1.287 kilómetros necesarios para completar un Londres-Nürburgring, y volver, con tan solo un depósito de 60 litros de gasóleo. Eso sí que es una prueba de consumo...
Sin problemas en la ruta
Sobre el papel, una distancia tan larga no es un problema para la veterana berlina checa. Después de 24 horas de viaje, el vehículo completa el trayecto desde la capital de Gran Bretaña, pasando por Bélgica y Francia, hasta llegar a la legendaria pista alemana. Por supuesto, se dio una vuelta al Ring... y obtuvo con honor la pegatina que así lo acredita.
Finalmente, el ordenador de a bordo del Skoda Octavia mostró un consumo medio de 3,3 litros cada 100 kilómetros. Aunque, a decir verdad, en una segunda comprobación en la gasolinera, con un llenado de tanque completo, arrojó una cifra de 3,8 litros cada 100 kilómetros. En cualquier caso, es un dato igualmente impresionante, teniendo en cuenta su avanzada edad.