Teniendo en cuenta que Laurin & Klement fundaron la compañía que hoy se conoce como Skoda, hace más de un siglo, puede considerarse al fabricante checo como uno de los más veteranos de la historia del automóvil. Y, por supuesto, en estos años ha construido multitud de coches de competición. Sin embargo, el 1100 OHC que protagoniza esta noticia, está considerado como el más atractivo de la historia de la marca. 

Denominado así por su cilindrada y por su árbol de levas, este pequeño bólido biplaza está considerado como el sucesor directo de los emblemáticos Skoda Sport y Supersport. Sin embargo, mientras estos dos modelos estaban desarrollados a partir del chasis del Skoda 1101, el 1100 OHC estrenaba un bastidor tubular, recubierto con una carrocería de fibra de vidrio. Gracias a ello, el peso se quedaba en unos livianos 550 kilos.

Skoda 1100 OHC 1957
Skoda 1100 OHC 1957

Otra de las características de este coche clásico de carreras, era el reducido tamaño: tenía una longitud de 3,88 metros de largo (idéntica a la de un Fiat Panda actual), aunque los datos más sorprendentes son una anchura de 1,43 metros y una altura de tan solo 0,96. Por otro lado, la batalla es de 2,2 metros, más pequeña que la de la mayoría de los urbanos actuales.

Curiosamente, durante la fase de desarrollo, este pequeño 'cohete' fue concebido con unos faros escamoteables, que finalmente se sustituyeron por unas ópticas con cubierta de plexiglás, para tratar de mejorar la aerodinámica. Asentado sobre unas llantas de aleación de 15 pulgadas y un esquema de suspensiones con eje torsional, este Skoda contaba con una distribución de pesos del 49,7%, en el eje delantero, y del 50,3%, en el trasero.

Bajo el capó, se ubicaba un pequeño motor atmosférico de gasolina, con 1,1 litros de cilindrada y 92 CV de potencia, que era capaz de estirar hasta las 8.500 vueltas. ¿La velocidad máxima? Unos increíbles 200 km/h, teniendo en cuenta que se trata de un modelo de 1957. 

Skoda 1100 OHC 1957

Solo dos de estos coches han llegado hasta nuestros días y uno de ellos permanece expuesto en el museo de Skoda, en la factoría de Mladá Boleslav, en República Checa. Por otro lado, también existieron un par de cupés, que sumaron algo de peso al conjunto, alcanzando los 618 kilos. La mala noticia es que ambos quedaron siniestros en sendos accidentes. Sin embargo, Skoda está intentando resucitar una de estas unidades, a partir de un chasis y una transmisión recuperados de uno de ellos. 

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