Opel es una de esas marcas que ofrece en su catálogo no uno, sino dos SUV urbanos. El 'niño bonito' es el Mokka, pues estrenó el actual lenguaje de diseño de la casa y se asienta sobre la plataforma de última generación CMP. Pero hoy nos queremos fijar en el Crossland, más práctico que su 'hermano' y ahora con un aspecto más moderno.

Por si no lo recuerdas, este vehículo se fabrica en Figueruelas (Zaragoza) junto con el Citroën C3 Aircross, dos modelos que comparten la arquitectura no modular PF1. Como ya habrás observado, luce la nueva parrilla corporativa Opel Vizor, que es semicarenada, y el acabado GS Line, por debajo del Business y el Ultimate, que aporta un claro toque deportivo. Analicemos esta versión.

El Opel Crossland 2022, en cinco puntos clave:

Galería: Prueba Opel Crossland GS Line 1.2 Turbo 130 CV

Diseño

Como comentábamos antes, la parrilla es el principal cambio estético experimentado en el coche tras el restyling de mitad de ciclo comercial. Ni por el color Azul Náutico ni por las llantas de aleación de 17 pulgadas de color negro (con neumáticos 215/50) hay que pagar un sobreprecio.

Prueba Opel Crossland GS Line 1.2 Turbo 130 CV

Por su parte, los paragolpes se han rediseñado y los faros de serie son de LED (los adaptativos AFL Plus cuestan 471 euros). También vienen de fábrica la luneta y los cristales traseros oscurecidos.  

Interior 

El habitáculo del Crossland GS Line se identifica claramente por las inserciones de color rojo y también por la tapicería de corte deportivo de los asientos. Es más, el del conductor tiene certificación AGR y reposabrazo, por lo que resulta muy agradable de usar.

La instrumentación es analógica, de aspecto más clásico pero con todos los datos de un vistazo. En concreto, la información el ordenador de a bordo se visualiza a través de una pantalla de 3,5 pulgadas. Por su parte, el monitor central de serie mide 7,0 pulgadas y permite gobernar el sistema multimedia R4.0 IntelliLink, de fábrica, compatible con Android Auto y Apple CarPlay.

Prueba Opel Crossland GS Line 1.2 Turbo 130 CV

Por supuesto, se mantiene la banqueta trasera con 15 centímetros de regulación longitudinal, en función de las necesidades de cada viaje. En la posición más retrasada, dos adultos de talla media caben bien. 

También es elogiable la capacidad del maletero, cifrada en 410 litros (520 si adelantamos los asientos posteriores), y hasta 1.255 litros con estas plazas abatidas. Nada que ver con el Mokka, con poco espacio atrás y un volumen para el equipaje de tan solo 350 litros. 

Prueba Opel Crossland GS Line 1.2 Turbo 130 CV

Mecánica

No nos cansamos de decir que la mecánica de gasolina 1.2 de origen PSA (Peugeot-Citroën) es una de las tricilíndricas más interesantes del mercado, por la relación entre rendimiento y consumo. 

En su versión de 130 CV, declara un buen par de 230 Nm a tan solo 1.750 rpm. Además, hace buenas migas con la caja manual de seis velocidades, un binomio que permite al SUV alemán bajar de los 10,0 segundos en la aceleración de 0 a 100 (9,9, concretamente).

Prueba Opel Crossland GS Line 1.2 Turbo 130 CV

Huelga decir que el conductor dispone de fuerza suficiente para salir de la ciudad con una buena reserva de potencia. El sonido no es elevado, si bien al subir de vueltas, el que se introduce no es precisamente atractivo, debido a su naturaleza tricilíndrica.

En cuanto al consumo, esta variante del Crossland homologa 5,8 litros cada 100 kilómetros y nosotros hemos estado cerca de esa cifra en un recorrido mayoritariamente interurbano. Haciendo un uso mixto, lo normal es ver 6,5 litros en el ordenador de a bordo. 

En marcha

En el apartado dinámico, el Opel Mokka destaca por su confort, pero no por ello es un vehículo torpe en curvas. En ellas se desenvuelve con suficiencia, a pesar de que la carrocería oscila con claridad. 

No obstante, donde más agradable me ha resultado es en la ciudad, pues con apenas 4,21 metros de longitud se aparca muy bien. Además, la dirección con bastante asistencia y el tacto blando de la palanca de cambios ayudan en la conducción y las maniobras a bajas velocidades.  

Prueba Opel Crossland GS Line 1.2 Turbo 130 CV

Por si fuera poco, el todocamino germano no recurre a tambores traseros, como otros rivales, sino a discos macizos, lo que supone un plus a la hora de frenar en distancias cortas.

Como curiosidad, los retrovisores exteriores no están anclados en el pilar A, sino que ocupan un lugar algo más retrasado, en las puertas, lo que obliga a girar un poco más la cabeza para ver lo que sucede detrás de nosotros. 

Equipamiento y precio

Sin ser una ganga, el Opel Crossland está disponible desde 22.381 euros, que es un precio mucho más bajo que el que la marca alemana pide por el Mokka (24.108 euros). En el caso de nuestra unidad de pruebas, cuesta 25.375 euros sin incluir los extras.

Recuerda que este SUV también puede adquirirse con un motor de gasolina y con otro turbodiésel, ambos de 110 CV. Entre el catálogo de opciones con el acabado GS Line, hay algunas interesantes y baratas: cámara de visión trasera (100 euros), base inalámbrica de carga (130 euros) o llave inteligente (364 euros).

También se puede añadir el techo panorámico con raíles de techo cromados (951 euros), así como el Pack Invierno (405 euros), con asientos delanteros y volante calefactables. 

Es verdad que el Opel Mokka no es de los SUV más avanzados en cuanto a arquitectura, pero a cambio ofrece un buen motor, un chasis confortable, mucha utilidad en la ciudad y un apartado práctico envidiable. 

Opel Crossland GS Line 1.2 Turbo 130 CV

Motor Gasolina, 3 cilindros en línea, turboalimentado, 1.199 cm³
Potencia 130 CV a 5.500 rpm
Par máximo 230 Nm a 1.750 rpm
Caja de cambios Manual, 6 velocidades
0-100 km/h 9,9 s
Velocidad máxima 201 km/h
Consumo 5,8 l/100 km
Tracción Delantera
Longitud 4,21 m
Anchura 1,76 m
Altura 1,60 m
Peso en vacío 1.185 kg
Número de asientos 5
Capacidad del maletero 410 l
Precio base 25.375 euros