Chevrolet Trax
El 'primo' del antiguo Opel Mokka era un SUV más asequible que el modelo de la marca del rayo, tal y como sucedía con toda la gama Chevrolet.
Podía elegirse con dos motores de gasolina, de 116 y 140 CV (este último, turboalimentado), así como con un propulsor turbodiésel de 130 CV. Su maletero, con 356 litros, sería algo pequeño hoy en día, si tenemos en cuenta que el coche medía 4,25 metros de longitud.
Citroën C4 Aircross
Fruto del acuerdo entre Mitsubishi y el Grupo PSA, el ASX sirvió de base para crear este modelo y también el Peugeot 4008, del que luego hablaremos. De este modo, ambas marcas galas trataban de hacerse un hueco en el segmento de los todocaminos.
En el caso del SUV de la firma de los chevrones, medía 4,34 metros de longitud y se comercializaba con dos motores turbodiésel, de 114 y 150 CV, y con uno de gasolina, sin turbo, de 117 CV. El maletero cubicaba hasta 442 litros.
Dodge Nitro
El aterrizaje de Dodge en Europa, utilizando motores turbodiésel, trajo consigo modelos impactantes visualmente, sobre todo el todocamino Nitro.
Gracias a su poderoso frontal y sus líneas rectilíneas, este modelo acaparaba toda la atención a su paso. Además, se vendía a un precio bastante bajo con un propulsor de gasóleo 2.8 CRD de 177 CV. También había una alternativa de gasolina 4.0 V6 con 260 CV.
Fiat Sedici
Otra marca que se apuntó al segmento SUV con la ayuda de otro fabricante fue Fiat. A partir del Suzuki SX4, la firma italiana sacó el Sedici que, a pesar de su tamaño (tan solo 4,11 metros de longitud), ofrecía tracción total.
De este modo, también era una estupenda solución de movilidad, al igual que lo sigue siendo hoy en día el Fiat Panda Cross. El Sedici se comercializaba con un motor atmosférico de gasolina con 107 CV y con un propulsor turbodiésel de 120 CV.
Hyundai ix55
Nada menos que 4,84 metros de longitud medía este SUV coreano que, lógicamente, se ofrecía con siete plazas. Además de una excelente relación entre precio y equipamiento, también podía presumir de un poderoso motor turbodiésel 3.0 V6 con 240 CV.
Asimismo, disponía de tracción total mediante un embrague multidisco, con lo que este coche era un fiel aliado para todo tipo de escapadas con la familia... o con las bicicletas y las tablas de surf.
Jeep Patriot
Jeep, marca todoterreno por excelencia, vio que los SUV estaban empezando a sumar bastante interés entre los clientes, ya cerca del final de la primera década del siglo XXI. Por este motivo, creó varias alternativas, como el primer Compass y el Patriot.
Centrándonos en el Patriot, tuvo mucho menos éxito que su 'primo', el Dodge Caliber, posiblemente porque este se vendió muy barato. El modelo estadounidense empleaba un motor turbodiésel 2.0 CRD con 140 CV, de origen Volkswagen, y disfrutaba de un sistema de tracción total conectable automáticamente.
Peugeot 4008
Además del Citroën C4 Aircross, el otro 'embrión' nacido del Mitsubishi ASX fue este modelo de Peugeot, que se comercializaba con dos motores turbodiésel de 115 y 150 CV.
El cliente debía elegir por el diseño más interesante para él, ya que los tres vehículos compartían espacio interior, maletero y puesta a punto, y podían disponer de tracción total conectable.
SEAT Altea Freetrack
En el caso del modelo español, más que de un SUV propiamente dicho, hablamos de un monovolumen elevado. Pero también es cierto que este Altea campero podía disfrutar de tracción 4x4 y una altura libre al suelo de 22,5 centímetros, que no estaba nada mal.
El abanico de motores era bastante amplio: dos TSI de gasolina con 125 y 210 CV, más tres turbodiésel TDI con 105, 140 y 170 CV. Algunos de ellos podían combinarse con la transmisión automática de doble embrague DSG.
Subaru Tribeca
Ahora mismo, un gran SUV con un potente motor de gasolina no es un modelo tan raro como hace casi 15 años. Desde luego, el Tribeca llegó antes de tiempo, porque resultaba difícil vender un todocamino con 4,85 metros de longitud y un propulsor bóxer atmosférico de 3,6 litros y 258 CV.
Podía tener cinco o siete plazas, y solo se comercializaba con un cambio automático de cinco velocidades. Eso sí, venía muy bien equipado y resultaba una opción económica, frente al Volvo XC90 o al Land Rover Discovery de la época.
Toyota Urban Cruiser
El apellido Cruiser podía crear confusión, ya que este crossover urbano (llamarlo SUV sería demasiado) no tenía ni mucho menos las cualidades todoterreno del Land Cruiser, pero desde el punto de vista del marketing, la jugada estaba bien pensada.
Estaba a la venta con un motor atmosférico de gasolina, con 99 CV, así como con un propulsor turbodiésel D-4D de 90 CV. A mi juicio, este coche hubiera generado mucho interés en la época actual, ya que fue un adelantado a su tiempo.