Seguro que todos hemos oído hablar alguna vez sobre el uso de motores Renault en modelos de Mercedes-Benz y, aunque pueda resultar sorprendente, que los fabricantes de automóviles compartan componentes es una práctica totalmente habitual, ya que permite a las marcas reducir costes. Una solución que resulta aceptable en modelos generalistas... aunque no siempre es el caso.

Si por ejemplo te compras un Rolls-Royce, por una obscena cantidad de dinero, no te gustaría ver que tiene el volante de un Volkswagen Golf, ¿verdad?. La tendencia a las sinergias de los fabricantes, también tiene sus inconvenientes, como demuestran algunos componentes baratos, que acaban en modelos Premium, bastante caros. Hoy vamos a repasar algunos ejemplos.