Por dentro, calidad y confort
En el habitáculo, la calidad de realización es la propia de un modelo Premium, tanto por los materiales empleados (mullidos y de buen tacto) como por los ajustes que presenta.
Respecto al diseño, es sencillo y sobrio, por lo que habrá quien lo encuentre interesante... y quien eche en falta algo de 'brillantez', con una pantalla central de mayor tamaño o algunos otros artificios. Eso va en gustos, pero a nosotros nos gusta bastante.
Otro punto que convence es la insonorización que presenta el habitáculo, en el que el motor apenas se hace notar y los ruidos aerodinámicos son comedidos.
Buena habitabilidad y maletero correcto
En líneas generales, debemos destacar la postura al volante, que puede ser muy parecida a la que ofrece un turismo, y el espacio disponible en la zona posterior, tanto por altura como por espacio para las piernas.
Tal vez, la única pega, sea que la plaza central trasera resulte algo más estrecha y menos confortable (a diferencia de lo que sucede en un Citroën C5 Aircross o un Skoda Karoq).
Respecto al maletero, cumple con 506 litros de capacidad.
Diseño atractivo y dimensiones comedidas
Como buen Mazda, el CX-5 hace del diseño uno de sus principales reclamos; principalmente, si se opta por la espectacular pintura Soul Red.
Dicho esto, estamos hablando de un SUV de 4,55 metros de largo, 1,84 de ancho y 1,68 de alto, que cuenta con una batalla de 2,70 metros. Dimensiones que todavía le permiten moverse con agilidad en el entorno urbano, al tiempo que aseguran una habitabilidad más que notable.
Guía de compra Mazda CX-5 2019 (diésel, 150 CV)
En marcha, el propulsor turbodiésel transmite muy buenas sensaciones, tanto por su reducida sonoridad como por su gran rendimiento. Algo que se deja ver ya antes de llegar a las 2.000 rpm, cuando empieza a empujar con ímpetu.
Positivas impresiones que se acompañan con un consumo medio más que razonable, de 5,0 litros cada 100 kilómetros (menos de 6,0 litros, en condiciones reales) y unas prestaciones notables: 204 km/h de velocidad punta y 9,4 segundos en la maniobra de aceleración de 0 a 100.
Mención aparte también merecen la dirección, bastante informativa, y la caja de cambios manual, de seis velocidades, que disfruta de una precisión difícil de encontrar entre sus competidores.
Con todas estas bondades, el CX-5 se convierte en una opción tan recomendable para viajar y moverse en el día a día, como para no aburrirse en un tramo virado.
Con un equipamiento muy abundante
El equipamiento de serie de esta versión es tan abundante como completo. A fin de cuentas, incorpora llantas de aleación de 19 pulgadas, faros adaptativos con tecnología de tipo LED, navegador, acceso y arranque sin llave, pantalla táctil de 7,0 pulgadas, cámara trasera de asistencia al aparcamiento, sistema de sonido Bose con 10 altavoces...
Además, incluye todas las ayudas electrónicas a la conducción posible, como demuestran los sistemas de control del ángulo muerto (BSM), de alerta por tráfico trasero cruzado (RCTA), de reconocimiento de señales de tráfico, de alerta por cambio involuntario de carril (LKA) o el asistente de luz de carretera (HBC).
Eso sí, esta generosidad hace que el precio alcance los 34.650 euros, de los que 1.800 corresponden al paquete Cuero negro. ¿Qué incluye? La tapicería de piel, los asientos delanteros con regulación eléctrica, calefacción y memoria y el sistema de proyección de información Head Up Display con memoria, que se adapta automáticamente a las posiciones memorizadas del asiento.