La versión "Super Veloce Jota" del Lamborghini Aventador 2020 es, hasta la fecha, la más enfocada a los circuitos. En 2018, el Aventador SVJ arrebató al Porsche 911 GT2 RS su récord en Nürburgring, marcando un tiempo de vuelta de 6 minutos y 44 segundos, y convirtiéndose en el coche de producción más rápido en el famoso circuito alemán. Un récord que sigue vigente hoy en día.
Conseguir que el Aventador marcara semejante tiempo requirió algo más que potencia bruta. La batalla de los superdeportivos está más reñida que nunca así que, para desbancar a cualquier vehículo, desde el Radical SR8LM hasta el Huracán Performante de la propia marca italiana, Lamborghini tuvo que sacar punta a todos y cada uno de los aspectos dinámicos del Aventador. El agarre, la aerodinámica y la puesta a punto de la suspensión debían ser lo más radicales posibles, para enfrentarse a un 'tramo de montaña' como es, en el fondo, el exigente Infierno Verde.
Galería: Lamborghini Aventador SVJ Roadster 2020, primera prueba
En este sentido, el hecho de quitarle el techo al SVJ resulta algo incongruente con respecto al propósito original del modelo. Hacerlo afecta a la rigidez estructural del chasis, por lo que hacen falta refuerzos, y eso significa añadir peso. Es lógico pensar que el habitáculo abierto tampoco le hace ningún favor a la eficiencia aerodinámica del coche.
Pero... ¿importa todo esto cuando el viento sacude tu melena y el motor V12 atmosférico, situado justo detrás de ti, ruge rumbo a las 8.500 rpm? Desde luego que no.


Habilidades en circuito, a cielo descubierto
Aunque la configuración descapotable de este Roadster pueda parecer contradictoria con un modelo que busca las mayores prestaciones, es importante recordar lo alto que se situó el listón con el Aventador SVJ Coupé.
Empecemos con el motor V12, de 6,5 litros. Gracias a modificaciones en la culata, en la admisión y a nuevas válvulas de titanio, el bloque atmosférico desarrolla 770 CV y un par motor de 720 Nm, por lo que es el V12 de producción más potente de la historia de Lamborghini.
Asociado a la transmisión manual-pilotada con embrague robotizado ISR, de siete velocidades, y a un sistema de tracción total con un embrague Haldex de cuarta generación, el motor ofrece suficiente poderío para que el descapotable alcance los 350 km/h y acelere de 0 a 100 km/h en apenas 2,9 segundos. Esto coloca al Roadster solo una décima de segundo por detrás del Coupé en aceleración, si bien la velocidad punta es idéntica.

Que la discrepancia en prestaciones en línea recta sea tan minúscula se debe en parte al techo del Roadster, fabricado en composite de fibra de carbono. Es extraíble (mediante dos clemas ubicadas en el habitáculo), consta de dos piezas, pesa 12 kilogramos y cabe en el maletero delantero. En total, Lamborghini asegura que el Roadster gana 50 kilos con respecto al Coupé. No es poco, pero a este nivel de prestaciones, te costará encontrar la diferencia en cualquier contexto, salvo rodando durante muchas vueltas en circuito.
Como en el SVJ Coupé (y en el Huracán Performante), la última evolución del sistema de aerodinámica activa de Lamborghini está a nuestra disposición, para someter al aire en base a nuestras necesidades.
Aquí el sistema Aerodinamica Lamborghini Attiva 2.0 (ALA 2.0), que es como lo denomina la marca, utiliza unas trampillas eléctricas en el frontal y la trasera del coche para redireccionar estratégicamente el flujo de aire a través del splitter delantero y el alerón trasero, de manera que no solo se aumente la carga aerodinámica y se reduzca la resistencia al aire ya que, dependiendo de la situación, también dirige el aire hacia un lado concreto del coche, para crear un efecto de 'reparto selectivo de carga aerodinámica'.


Al aumentar en curvas rápidas la carga aerodinámica en las ruedas interiores, que trabajan con menor esfuerzo, el sistema consigue mejorar la estabilidad y reducir el ángulo de dirección necesario para que el coche mantenga la trayectoria deseada por el conductor. El eje trasero direccional, de serie, también contribuye a las impresionantes aptitudes en curva del Aventador SVJ Roadster.
Aunque el interior del Roadster apenas difiere del Coupé, también transmite una sensación especial. Lo que te hace recordar que estás subido a un modelo único no son solo los asientos deportivos de generosas 'orejas', o el panel de instrumentos al estilo de un caza de combate, sino detalles más sutiles, como la información en tiempo real del sistema ALA en la pantalla. Si bien el equipo multimedia, cuya pantalla no es táctil, resulta muy anticuado hoy en día, el hecho de que ofrezca compatibilidad con Apple CarPlay lo hace más útil de lo que pudiera parecer.
El Roadster también incluye una luneta trasera eléctrica, que sirve como deflector de aire cuando está desplegada y que, por el contrario, cuando está bajada, permite que el encantador sonido de las salidas de escape centrales del SVJ llegue con mayor intensidad a tus oídos.




Al volante
Antes incluso de ponernos a los mandos, las expectativas son altas. Ya sea vestido en un color Verde Scandal, o en el más discreto Blanco Opalis, el aspecto del Aventador SVJ es la definición exacta de extrovertido. Aun en parado, los salvajes elementos aerodinámicos del coche y sus enormes entradas de aire son difíciles de ignorar. Al arrancar el motor, el escandaloso escape se asegura de que cualquiera que no estuviera prestando atención al Lambo, ahora esté pendiente de él.
Empezamos la ruta en Rancho Mirage, California, justo a las afueras de Palm Springs, y nos dirigimos a las reviradas carreteras del San Bernardino National Forest. Como todos los Aventador, el SVJ Roadster cuenta con cuatro modos de conducción: Strada, Sport, Corsa y Ego; este último personalizable, para guardar tus ajustes preferidos.
Ya que cuando probamos el SVJ lo hicimos únicamente en circuito, empezamos en modo Strada para hacernos una idea de cómo afronta el descapotable más extremo de Lamborghini las situaciones de conducción del día a día. En el modo más relajado del coche, la suspensión resulta sorprendentemente cómoda, sobre todo teniendo en cuenta el enfoque de circuito del coche. Desde luego que no vas a confundirlo con un Bentley, pero la dureza que esperábamos encontrar en una suspensión puesta a punto para la pista no aparece, salvo en los asfaltos más rotos.
Conducir en modo Strada desvela un problema diferente que ha lastrado al Aventador desde su lanzamiento.

Pero, eso sí, conducir en modo Strada desvela un problema diferente que ha lastrado al Aventador desde su lanzamiento. Aunque Lamborghini se ha esforzado por refinar la transmisión manual robotizada de un único embrague a lo largo de los años, parece como dos o tres generaciones por detrás de las actuales y competentes transmisiones de doble embrague (incluida la de siete velocidades del propio Huracán).
Hay unas interrupciones evidentes en la entrega de potencia cuando la transmisión cambia de marcha por sí sola, haciendo que el coche se sienta completamente fuera de su hábitat en condiciones normales de conducción. Al final decidimos simplemente cambiar de marcha manualmente en ciudad, consiguiendo una tangible mejora en el funcionamiento de la caja de cambios.
No obstante, una vez nos aventuramos en las zonas más retorcidas de la State Route 74, las ventajas del cambio monoembrague son más palpables. Es una caja que funciona mejor a plena carga, situación en la que despacha cada cambio con inmediatez y despiadada autoridad.
En secciones rápidas de carretera, el Aventador SVJ simplemente devora metros de asfalto como muy pocos coches son capaces de hacerlo, invitándote a subir el V12 por encima de las 8.000 vueltas y, desde luego, a unos niveles potencialmente delictivos. Descapotado, es casi imposible resistirse. Coge ritmo con gran facilidad, de manera que cuando bajas la vista, ves alocadas cifras en el cuadro de instrumentos.




Tampoco debería ser una sorpresa que el Aventador SVJ Roadster sea una bestia en las curvas. A pesar de un peso en vacío que se acerca a las dos toneladas, el SVJ es simplemente imperturbable, con anchos neumáticos Pirelli P Zero Corsa ofreciendo una enorme adherencia y el eje trasero direccional ayudando a inscribir el tren delantero en las curvas. En realidad, a velocidades elevadas preferimos el modo Sport antes que el más radical Corsa, no solo por la buena puesta a punto de la amortiguación, sino también, por una respuesta menos delicada a la acción sobre el acelerador, lo que facilita dosificar la cantidad de potencia disponible bajo tu pie derecho.
En definitiva, lo que está claro es que es un superdeportivo que cumple con lo que promete su estética. Ya conduzcas 'con el cuchillo entre los dientes' en tu tramo de carretera favorito, o simplemente salgas a dar un agradable paseo, en ningún momento te olvidas de que estás al volante de un Aventador SVJ. En formato Roadster, además, por lo que la experiencia se amplifica.
Lamborghini fabricará solamente 800 ejemplares de su descapotable, y podría ser el último Aventador tal y como lo conocemos. Siendo inevitable la electrificación, para aquellos con los recursos suficientes y que valoren el simple placer de escuchar un cantarín motor V12 preparado para circuito, en una máquina totalmente ajena a la complejidad de los sistemas de propulsión modernos, resultaría una inteligente decisión hacerse mientras puedan con uno de estos espectaculares superdeportivos anacrónicos.
2020 Lamborghini Aventador SVJ Roadster