Aunque los vehículos híbridos, híbridos enchufables y eléctricos están cada vez más a la orden del día, no es necesario disponer de un modelo electrificado para obtener la etiqueta Eco de la DGT... y ser más respetuosos con el medio ambiente.
Los modelos bifuel también cumplen con este objetivo sostenible y, ciertamente, son más cómodos en el día a día, ya que no se depende de una toma de corriente y disponen de una autonomía sobresaliente. En esta prueba del Subaru Outback 2.5i CVT GLP, puede que veas las cosas mucho más claras.
Gracias a su sistema de doble alimentación, el crossover japonés anuncia un 15% menos de emisiones de dióxido de carbono (CO2) y un 68% menos de óxido de nitrógeno (NOx), respecto a la versión equivalente de gasolina.
Estos datos sirven para recibir merecidamente muchos beneficios prácticos, como la bonificación en estacionamientos SER y la posibilidad de circular por el carril BUS/VAO o por el centro de las grandes ciudades, como Madrid Central (y el nuevo Madrid 360).
No debemos olvidar que el Outback bifuel puede moverse con gasolina y gas licuado del petróleo (GLP), un carburante disponible en más de 600 estaciones de servicio españolas, a un precio verdaderamente bajo, cerca de los 0,75 euros por litro. Por lo tanto, no vas a tener problemas de abastecimiento.
En este punto, quiero darte un consejo. Debes gastar periódicamente la gasolina, para evitar que pierda propiedades y afecte al motor, aunque suponga un coste superior. En el caso del modelo asiático, dispones de dos depósitos de 60 litros, cada uno destinado a un combustible, lo que genera una autonomía teórica superior a los 1.000 kilómetros.
¿Y el repostaje del GLP? No entraña ninguna dificultad, aunque es cierto que, antes de anclar la manguera, hay que colocar una boquilla específica en la toma que, lógicamente, aporta Subaru al adquirir el coche.
El tanque de GLP va ubicado en el espacio destinado a la rueda de repuesto, por lo que se pierde ese componente, en detrimento de un kit reparapinchazos. Ante esta circunstancia, sé precavido a la hora de transitar por caminos y pistas, algo que, por cierto, se puede realizar sin dificultad con el Outback, gracias a los 20,0 centímetros de altura libre al suelo disponibles.
En la parte izquierda del salpicadero, el conductor dispone de un botón circular, que indica el nivel de GLP y, al pulsarlo, permite elegir el carburante con el que impulsar al vehículo. El resto es igual que cualquier vehículo de combustión.
En el caso del Outback, esta preparación bifuel supone un gasto extra de 1.750 euros, un desembolso que se recupera plenamente sin que tengan que pasar muchos años de utilización. Por supuesto, se mantiene intacta la garantía oficial del fabricante, tres años o 100.000 kilómetros, o cinco años, si se contrata una extensión adicional.
Una vez desglosada toda la parte práctica, queda explicar nuestras sensaciones al volante. La respuesta del motor bóxer es prácticamente idéntica con ambos carburantes, de tal forma que la mecánica atmosférica, con 2,5 litros y 175 CV, proporciona un empuje satisfactorio, aunque trabaja algo revolucionada al afrontar largos repechos y en adelantamientos.
Esta circunstancia se produce por la transmisión automática con variador continuo Lineartronic, con seis etapas prefijadas, si bien esta caja ha experimentado una evolución con la que se acerca al funcionamiento de una con convertidor de par. Además, siempre puedes utilizar las levas para controlar el régimen de giro.
Frente a una mecánica turboalimentada, el bloque de cilindros opuestos del Outback 'tira de cilindrada' para ganar ritmo, logrando registros suficientes para un modelo familiar: 198 km/h de velocidad máxima y 10,2 segundos en la aceleración de 0 a 100.
El consumo homologado del Subaru Outback bifuel 2019 alcanza los 8,6 litros cada 100 kilómetros, una cifra cercana a la 'realidad', donde hemos estado marcando registros en el entorno de los 9,2 litros cada 100 kilómetros.
En cuanto al modelo en sí, se trata de un crossover asequible, si lo comparamos con rivales Premium, como el Audi A4 allroad quattro o el Volvo V60 Cross Country. Esta versión tope de gama, denominada Black Edition, se queda en 38.350 euros y viene cargada de equipamiento.

Al sistema de tracción total permanente Symmetrical All Wheel Drive y al reparto selectivo del par, hay que sumarle llantas de aleación de 18 pulgadas, faros adaptativos con tecnología de tipo LED, freno de estacionamiento electromecánico, navegador, sistema de sonido Harman/Kardon con 12 altavoces, cámara de ayuda al estacionamiento trasero, asientos de cuero y calefactables...
No quiero dejar en el tintero ni el control dinámico de la conducción Subaru Intelligent Drive, con dos programas, ni el modo 'off road' X-MODE, que modifica el funcionamiento de diversos parámetros (motor, transmisión, frenos...) para optimizar la motricidad en terrenos con baja adherencia. El coche incluso incorpora control de descenso de pendientes.
Sí, en el campo se muestra perfectamente preparado, mientras que, en el asfalto, mantiene buenas formas dinámicas. Es cierto que no es tan efectivo en curvas como sus contrincantes Premium, pero resulta muy cómodo para viajar y al completar kilómetros por carreteras sencillas, aportando, además, una dosis perfecta de aplomo y buen guiado.
No obstante, es en el ámbito del espacio donde hay que darle una matrícula de honor, pues en sus 4,82 metros de longitud, hay sitio para cuatro adultos espigados. Por su parte, el maletero dispone de 510 litros, un volumen suficiente para guardar los bártulos de una familia.
Definitivamente, estamos ante un familiar, repleto de cualidades, con el que te puedes meter 'hasta la cocina' en el campo... y en las grandes ciudades. Y eso, hoy en día, y sobre todo en un futuro próximo, es una gran ventaja.
Subaru Outback 2.5i CVT GLP Black Edition