Antes de empezar, conviene dejar las cosas claras. El Maserati GranTurismo 2018 es un restyling de un modelo bastante veterano, lanzado en el año 2007. No se trata de una crítica, sino de un dato a tener en cuenta. Lo sorprendente es que el cupé italiano mantiene su frescura con todas las de la ley. Basta comprobar la legión de seguidores que tiene el modelo y, también, la marca.
Es verdad, hay que admitir que cualquier coche, en su undécimo año de producción, sin cambio de generación, podría quedar desfasado. No sucede en el caso del transalpino, demostrando aquello de que, si algo funciona, ¿por qué cambiarlo?
Maserati (más bien, Pininfarina) lo hizo muy bien hace 11 años. ¿Cuántos coches de 2007 pueden presumir de seguir llamando la atención?
Ejerciendo de abogado de Maserati, hay que recordar que los deportivos y los GT, como el GranTurismo 2018, suelen tener una vida más larga que las berlinas y los SUV tradicionales. Por ejemplo, Aston Martin tuvo en el mercado el DB9 desde 2004 a 2016. Además, desde el punto de vista estético, Maserati (más bien, Pininfarina) hizo un excelente trabajo hace 11 años. Al fin y al cabo, ¿cuántos coches de 2007 pueden presumir de seguir llamando la atención?
Ligera actualización estética
Entrando en detalle, el cupé, de propulsión trasera, continúa impulsándose a través de un sonoro V8 atmosférico, de origen Ferrari, aunque se han introducidos diversas mejoras para mantener el GranTurismo al mismo nivel que la dura competencia. Recuerda que hay una variante descapotable, denominada GranCabrio, que presenta los mismos cambios que el modelo cerrado.
La primera prueba del vehículo la realizo en la provincia de Brescia, al norte de Italia, donde compruebo, nada más verlo, el 'lifting' al que ha sido sometido el coche. Disponible en los acabados Sport y MC, presenta paragolpes y faros ligeramente rediseñados, una actualizada parrilla hexagonal y tomas de aire (falsas) en los extremos del paragolpes.
En general, estos cambios, procedentes del prototipo Alfieri, le sientan como anillo al dedo. Si te gusta el coche en fotografías, en persona gana aún más. Desde luego, sirven para refrescar el deportivo y asociarlo, de un vistazo, al Quattroporte y al Levante. También, logran disminuir el coeficiente aerodinámico Cx de 0,33 a 0,32.
Habitáculo remozado
Vamos a pasar al habitáculo. Lo primero que hago es girar la llave. Sí, he dicho bien: no hay acceso ni arranque por botón. Sin embargo, este 'trabajo' trae su recompensa, pues el rugido inicial del Maserati GranTurismo 2018 es pura melodía. Instantes después, se asienta un ronroneo celestial que, aun siendo conocido, continúa siendo un punto destacado. De hecho, puede que el sonido mecánico sea lo más sabroso del conjunto.
Entre las mejoras, se encuentra un equipo de sonido firmado por Harman Kardon, pero prefiero dejarlo apagado, para concentrarme en los decibelios que salen de debajo del capó. El siguiente cambio que percibo es el sistema de infoentretenimiento, que emplea una pantalla de 8,4 pulgadas. Con ella, se reduce considerablemente el número de botones, lográndose una imagen mucho más contemporánea.
La consola central también se ha rediseñado y, entre los asientos, entra en juego un nuevo mando giratorio. En general, la calidad percibida resulta de altos quilates, gracias al uso de Alcantara, de pespuntes de color rojo y de inserciones que imita la fibra de carbono.
Toca disfrutar
Después de este primer vistazo, y de inhalar el perfume aromático del cuero Poltron Frau, de serie en el acabado Sport, empiezo a sumar los primeros kilómetros. Al igual que al arrancar, comienzo a sentir sensaciones familiares: dirección con tacto agradable, motor V8 de gran empuje y dinámica estable, sin una puesta a punto extrema.
Sí, es el tipo de finura en marcha que solo una empresa automovilística centenaria puede lograr. Con 1.880 kilos, el Maserati GranTurismo 2018 nunca se siente como un peso pluma, pero tampoco teme a carreteras 'ratoneras'. Es más, afloran sensaciones muy parecidas a las que se puede vivir en un Mercedes-Benz Clase S Coupé o en un BMW Serie 6 Coupé.
En líneas generales, el cupé italiano se muestra suficientemente ágil y esbelto. Así lo compruebo en un tramo de tres kilómetros, cerrado al tráfico por la policía, para poder sacar conclusiones. Es una zona de montaña muy atractiva, cerca de las primeras estribaciones de los Alpes y pensada para deportivos puros, aunque el GranTurismo mantuvo la compostura de forma ejemplar.
Frente a las numerosas irregularidades del asfalto, el coche cuida con suficiente mimo a los ocupantes. Asimismo, a la hora de abordar las curvas más lentas, es claramente perceptible un alto límite de agarre. Además, el coche nunca se queda sin frenos, a pesar del trato exigente.
Especie mecánica en extinción
El motor de 4,7 litros, que Maserati no ha tocado desde 2013, sigue siendo un prodigio. Lamentablemente, estos V8 de alta cilindrada y de aspiración atmosférica tienen los días contados. No dudo en aprovechar cada oportunidad para disfrutarlo. Lo hago, especialmente, a altas revoluciones, donde ofrece un elevado poderío según se acerca a las 7.000 vueltas. En ese régimen, desarrolla su potencia máxima, 460 CV, acompañada por un sonido espectacular.
La transmisión automática con convertidor de par, de seis velocidades, se convierte en un aliado fiel. En este punto, las levas de gran tamaño resultan especialmente útiles para lograr la máxima diversión.
De vuelta a las carreteras con tráfico, nunca más exprimo la caballería al máximo. Sin embargo, disfruto de la serena tranquilidad con la que el Maserati GranTurismo 2018 gestiona las tareas de movilidad más rutinarias. En ese instante, me pregunto si el Alfieri mantendría intacto su atractivo, después de 11 años en el mercado. No lo sabremos hasta dentro de un tiempo, pues el deportivo se ha retrasado hasta 2020.
Probablemente, esta circunstancia supondrá la permanencia del cupé durante toda esta década. Por mi parte, no oirás ninguna queja al respecto...
Maserati GranTurismo 2018