Aún recuerdo la primera vez que me subí en un Audi R8, en el año 2009. Una de mis primeras tomas de contacto tuvo lugar en el circuito de Barcelona-Cataluña, más conocido como Montmeló. En aquella ocasión, me puse al volante de una unidad con motor V10 y 525 CV. En pista, las sensaciones que percibí en este Audi fueron un poco contradictorias.
Para ir rápido, tenía que frenar manteniendo la presión en el pedal hasta el vértice de la curva o, de lo contrario, aparecía un molesto subviraje que complicaba en exceso la maniobra de giro. Era un coche rápido, pero necesitaba unas manos expertas para sacarle todo el partido.

Sin embargo, poco después, ya en 2010, pude conducir un Audi R8 GT, una versión aligerada en peso, con edición limitada a solo 333 unidades y una puesta a punto específica de chasis y suspensiones y un motor potenciado hasta los 560 CV, que me pareció mucho más fácil de conducir.
La variante que probamos en esta ocasión vio la luz en 2015, en el salón de Ginebra. Representa la segunda entrega del Audi R8, tras la ligera puesta al día que recibió la primera generación en 2012. Los cambios estéticos afectan, principalmente, al frontal, donde destacan la nueva parrilla y los grupos ópticos, y a la zaga, con la incorporación de un alerón fijo y un espectacular difusor, fabricados en plástico reforzado con fibra de carbono (CFRP – Carbon Fiber Reinforced Plactic).



Avances tecnológicos procedentes de la competición
El nuevo Audi R8 Coupé 5.2 FSI V10 plus quattro S tronic incluye, como equipamiento de serie, un sistema de iluminación de diodos luminosos, tanto en los faros como en los pilotos. Opcionalmente, el cliente puede incorporar tecnología láser para las luces de carretera. Su principal baza, por si decides equiparlos, es que duplican el alcance de los faros LED.
El propulsor, de 10 cilindros en V, cuenta con una cilindrada de 5.204 cm3. Desarrolla una potencia de 610 CV a 8.250 rpm y ofrece un par máximo de 560 Nm a 6.500 rpm. Es un motor rabioso que entrega lo mejor de sí en la zona media-alta del cuentarrevoluciones, entre las 4.500 y las 8.000 vueltas. Alcanza los 330 km/h y acelera de 0 a 100 en 3,2 segundos.

Como acostumbra la firma de los cuatro aros, la mecánica de este Audi R8 cuenta con tecnología de última generación. Para un mayor aprovechamiento del combustible recurre a un sistema de inyección dual, directa e indirecta. También utiliza el sistema de desconexión selectiva de lo cilindros COD (cylinder on demand), para dejar operativa una sola bancada de cinco cilindros, en momentos de baja exigencia por parte del conductor.
Un plus de seguridad: la tracción quattro
El afamado sistema de tracción integral quattro envía, en condiciones normales, un 15 por ciento del par motor al eje delantero y el resto al trasero. En cuanto hay la más mínima diferencia de giro entre las ruedas traseras, el sistema puede mandar, como máximo, otro 15 por ciento adicional al tren anterior. Para poner la guinda, un autoblocante mecánico, situado en el eje trasero, trabaja con suma precisión para transmitir los 610 CV al firme.


El conductor puede configurar el vehículo según sus preferencias, gracias al control dinámico de la conducción Audi drive select. Cuenta con tres modos predefinidos, auto, confort, dynamic, más uno personalizable, denominado individual, que varían la respuesta del motor, la dirección, la tracción quattro y la transmisión automatizada S tronic. Además, en esta versión también aparece un mando independiente en el volante para manipular el modo Performance, que modifica las características del sistema de tracción para circular con asfalto seco, mojado o en nieve.



De serie, el cuadro de instrumentos está formado por una pantalla TFT de 12,3 pulgadas, conocida como Audi virtual cockpit. Ofrece numerosas posibilidades de configuración y muestra todos los parámetros mecánicos importantes, en un vehículo de estas características.

Audi R8 plus 2017, diversión asegurada
Para poder disfrutar de una conducción sin límites, las ayudas electrónicas permiten varias fases de desactivación. De esta manera, un conductor “con manos” podrá deleitarse con una conducción en la que los límites los pone su propia pericia. Las derrapadas de película están aseguradas.
El equipo de frenos tampoco se queda atrás. Como dotación de fábrica, el Audi R8 V10 plus monta discos carbocerámicos de 380 mm de diámetro y pinzas monobloque de seis pistones, delante, y 356 mm y cuatro pistones, detrás. El tacto del pedal es muy bueno y el sistema no muestra prácticamente desfallecimiento cuando se le exige al máximo.

Dinámicamente, el deportivo alemán cuenta con un chasis bien puesto a punto, en el que priman la agilidad en los cambios de apoyo y la precisión de guiado de la dirección. La estabilidad es sobresaliente y transmite sensaciones de un auténtico coche de carreras. Ahora, es bastante más fácil de “pilotar” y aporta mayor confianza cuando se rueda deprisa.
El precio que alcanza un Audi R8 V10 plus, sin extras, es de 218.070 euros, un montante que aporta un detalle de la exclusividad de un modelo de este porte. Valorar si un automóvil de esta índole consume o no, queda fuera de lugar, así que, para finalizar, te invito a disfrutar del video adjunto. ¡Diviértete!
Audi R8 Coupé 2017 5.2 FSI V10 plus quattro S tronic