Existen muchos ejemplos de grandes fabricantes de automóviles, importantes en su época, que tristemente acabaron desapareciendo y que, a pesar de los intentos posteriores de revivirlos por parte de grupos de inversores, la mayoría siguen en el olvido.
Es el caso de la marca alemana Borgward, uno de los principales fabricantes de Alemania, que en el año 1961 declaró su bancarrota. El modelo más famoso de la firma era el Isabella, una especie de Serie 3 de la época, de cuya ausencia se benefició después BMW, cuando lanzó en 1962 su 'Neue Klasse'.
Galería: Borgward Isabella Concept (2017)
Décadas más tarde, el nieto del fundador de la marca, Christian Borgward, con el apoyo financiero de grupos empresariales chinos, intentó revivir la famosa marca alemana presentando sus interesantes planes de futuro en el Salón del Automóvil de Frankfurt de 2015.
Dos años después, en 2017, Borgward presentó de nuevo sus planes, esta vez con un prototipo llamado Borgward Isabella Concept, con 5 metros de largo, 1,92 de ancho y sólo 1,40 de alto, que iba a ser el primer representante de la nueva era del fabricante, bajo el nuevo lenguaje de diseño 'Impression of Flow'.

A cargo de la estética del Isabella moderno estuvo Anders Warming, antiguo diseñador de BMW y MINI, ahora jefe de diseño de Rolls-Royce. Tanto los hombros del modelo como la trasera, además de la pintura bicolor, recordaban al clásico Borgward Isabella Coupé de los años 50. Curiosamente, las puertas del prototipo se abrían lateralmente, como en un ascensor.
El Isabella Concept fue concebido como un coche eléctrico, basado sobre la plataforma "ePropulsion", que también se utilizó en el Borgward BXi7. Un motor eléctrico por eje, tracción total, 220 kW o 300 CV de potencia, 4,5 segundos para alcanzar los 100 km/h desde parado, 250 km/h de velocidad máxima y una autonomía de hasta 500 kilómetros, eran los datos clave del Neo-Isabella.

En el habitáculo, la zona superior de la consola central contaba con una pantalla holográfica integrada que podía mostrar diversos temas. Encima, debajo del parabrisas, había un cuadro de instrumentos compuesto por una pantalla. En el volante no venía integrado ningún botón.
Borgward denominó "tabla de surf" a la disposición de las pantallas, pensada para distraer menos la vista de la carretera. En el extremo izquierdo y derecho se mostraba la imagen de las cámaras, montadas en lugar de los retrovisores exteriores.

Por supuesto, el Isabella Concept no pretendía llegar así a la producción en serie, pero sí dibujaba el futuro de los modelos de la casa. Por aquel entonces, en 2017, la marca rezumaba optimismo, asegurando que en China tendrían más de 70.000 pedidos y que las ventas anuales alcanzarían los 1.500 millones de euros.
El Borgward BX7 TS, un modelo SUV que estaba previsto para llegar a Europa en 2017, seguido de los BX5 y BX6, finalmente nunca aterrizó en nuestro continente, entre otras cosas porque las ventas en China quedaron muy por debajo de las expectativas. Vendieron algo más de 45.000 coches, pero en 2022 Borgward tuvo que declararse de nuevo insolvente.