El Ford Escort sigue siendo uno de los coches con más éxito de toda la historia de la firma del óvalo. Tras una larga y próspera trayectoria, Ford decidió eliminar el nombre en favor del Focus, su sustituto, que debutó en 1999.

En cierto modo, el Escort es ahora un símbolo de una época en la que muchos compradores optaban por los utilitarios compactos como primer vehículo. Humilde por fuera, el Ford Escort tiene una larga y gloriosa historia.

Durante sus tres décadas de vida, el Escort se ofreció en diferentes versiones deportivas. Sin embargo, ni siquiera las más potentes se acercan al nivel de prestaciones que ofrece este Escort negro de 1980. Y la razón principal es que ningún Escort salió de fábrica con un motor rotativo.

Galería: Ford Escort Mk3

Ford Escort 1.3, con sorpresa en forma de motor rotativo

Este vehículo comenzó su vida como un humilde Escort negro del año 1980, equipado con un motor de gasolina atmosférico de 1,3 litros de cilindrada, que desarrollaba unos razonables 70 CV de potencia.

Tras un largo y probablemente muy costoso proceso de restauración, que incluyó un cambio completo de motor, ahora es posiblemente el único Escort del mundo con un propulsor rotativo de Mazda RX-8. El motor parece completamente original y, además, los ajustes y el acabado son de primera clase.

Desde el exterior, este Escort también parece bastante original. La pintura está impecable y solo la suspensión ligeramente rebajada podría insinuar lo que se esconde realmente bajo la piel (en este caso, pura y dura chapa).

Transformación total para este Ford Escort de 1980

Allí, además del motor rotativo, también encontramos una jaula antivuelco completa, una suspensión modificada, un nuevo sistema de escape, una nueva cremallera de dirección y muchos otros componentes modificados o totalmente nuevos. De hecho, si miras de cerca el interior, parece un coche de competición con un chasis tubular.

Ford Escort Mk3

No hace falta decir que esta 'bestia negra' dispone de tracción a las cuatro ruedas. Hay un enorme túnel en el interior del habitáculo, donde se encuentra el eje de transmisión y no hay nada detrás de los asientos delanteros, solo un entramado tubular de acero para asegurar la máxima rigidez torsional al conjunto.

Para que te hagas una idea del trabajo realizado, incluso el cuadro de instrumentos original del Mazda RX-8 está perfectamente integrado en la carcasa del salpicadero original del Escort: todo está construido con un nivel excepcional de ajuste y acabados.