El aumento del precio del combustible, la congestión en los centros de las ciudades, las zonas de bajas emisiones... El tráfico urbano se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para los automovilistas, pero también para los profesionales del reparto. Además, con la reducción de las áreas de reparto y la multiplicación de las rutas peatonales, algunos lugares son ahora de difícil acceso... o casi imposible.
Al mismo tiempo, la red ciclista ha crecido en muchas ciudades, y algunos automovilistas han cambiado el coche por la bicicleta. Y varios profesionales ya han dado el paso y han dejado la furgoneta en el garaje, cambiándola por un vehículo más pequeño y ecológico. Por ejemplo, una bicicleta eléctrica, pero no una cualquiera, ya que su actividad les obliga a transportar regularmente material, en lo que conocemos como entregas de último kilómetro.
Galería: Triciclo eléctrico Kleuster Freegônes
Para los profesionales, ya existen soluciones, entre ellas la bicicleta de transporte con asistencia eléctrica que, gracias a sus capacidades, permite superar el 'talón de Aquiles' de las empresas de reparto: la logística y el acceso a esos puntos urbanos rodeados de restricciones.
Entre los actores de esta nueva movilidad para profesionales se encuentra la empresa francesa Kleuster, que ofrece la bicicleta de carga llamada Freegônes.
El principio técnico de la Freegônes es bastante sencillo, ya que se trata de una bicicleta con asistencia eléctrica, con un único chasis que puede albergar cinco módulos (célula seca, caja refrigerada, comida, bandeja y volquete). Esto es suficiente para satisfacer las necesidades de una amplia gama de profesionales.

Para un profesional del reparto urbano, un módulo cerrado le permitirá beneficiarse de una capacidad de transporte de hasta 2 m3 y una carga útil de 350 kilos. El modelo Food será especialmente apreciado por los profesionales de la industria alimentaria, como una heladería, que desee instalarse en el paseo marítimo de una ciudad costera, por ejemplo.

La bicicleta de carga con asistencia eléctrica Freegônes tiene una autonomía de 80 kilómetros, puede subir pendientes de hasta el 18% de desnivel y no requiere un permiso de conducir especial. También puede superar bordillos de 15 cm de altura y desplazarse hasta una velocidad máxima de 18 km/h.

El Freegônes también permite acceder a las zonas de bajas emisiones de las ciudades y a otras zonas con restricciones por ruido, por ejemplo. También puede utilizar carriles bici, calles peatonales y carriles bus. El fabricante especifica que esto le permite ser un 60% más rápido que un vehículo comercial ligero motorizado en un entorno urbano.
Aunque el paralelismo con el mundo del automóvil no sea tan evidente, el Freegônes está equipado con tecnologías similares a las de nuestros coches, empezando por una asistencia al arranque, un sistema de visión de 360 grados, espejos con cámara y un freno de estacionamiento.

La empresa confirma que ya ha comercializado unos 150 pedidos entre artesanos, propietarios de restaurantes, servicios de mensajería, empresas de mantenimiento de espacios verdes y otras autoridades locales, y Kleuster planea triplicar sus ventas en 2022 mediante la industrialización de su producción actual. Sin duda, una solución más para moverse por los entornos urbanos de futuro.
Fuente: InsideEVs Francia