Si tuvieras que viajar a un lugar tan inhóspito como el Ártico, ¿qué medio de transporte utilizarías? Probablemente irías en avión o en barco, o quizá incluso en un modelo todoterreno, una furgoneta camper o una autocaravana preparada para circular fuera del asfalto, pero desde luego seguro que no pensarías en hacerlo en un Ferrari clásico.
Esto precisamente es lo que ha hecho nuestro protagonista, Brian Whalen, quien pensó que su Ferrari 308 GTSi de 1982 era el coche ideal para viajar al Ártico, y eso es justamente lo que acaba de hacer.
Galería: Un Ferrari 308 GTSi en el Ártico
Whalen compró este Ferrari clásico en una subasta online, en el año 2019. Se trata de un Ferrari 308 GTSi que, de por sí, es un modelo bastante cotizado, aunque el ejemplar en cuestión tenía 80.000 kilómetros en el marcador, estaba matriculado en 1982 y era la primera versión con inyección de combustible, todavía con dos válvulas por cilindro, la más barata de todas.
Durante los primeros días de la pandemia, a principios de 2020, Brian alquiló una casa a un amigo pero después optó por coger su Ferrari y vivir en la carretera durante un tiempo. Así es como él mismo explica cómo comenzó toda esta historia:

En un principio solo iba a ser desde septiembre del año pasado hasta las vacaciones de Navidad, pero luego, como todos sabemos, la situación mundial no mejoró... así que amplié el viaje. Ahora estoy en el Parque Nacional de Banff, en Alberta, Canadá, y nunca esperé estar tanto tiempo en la carretera pero... bueno, aquí estoy.
Después de haber viajado mucho, no tenía idea de cómo terminar su larga epopeya. Así que pensó en Prudhoe Bay, Alaska, una población situada al final de la carretera Dalton, por encima del Círculo Polar Ártico, que sirve para abastecer a los trabajadores de la industria petrolera de la zona. Sus 666 kilómetros están en su mayor parte sin asfaltar, y normalmente solo se pueden ver grandes camiones en esta carretera, que a menudo viajan a gran velocidad.

En principio, un Ferrari 308 de serie no es apto para este tipo de cosas, por lo que se le instalaron llantas de rally y neumáticos Pirelli K4 Gravel, también de rally y pensados para gravilla. El equipaje y las dos ruedas de repuesto están atados al portaequipajes del capó trasero, y la gran antena es para la radio con la que Brian puede comunicarse con los camioneros. Y con eso, estaba listo para empezar.
Los camioneros se lo tomaron muy a broma, dice Brian:
Recibí algunos mensajes divertidos, alguien me preguntó si estaba aquí cazando caribúes con un Ferrari. Pero la mayoría se limitó a preguntar: "¿Realmente he visto eso? ¿Acabo de ver un Ferrari aquí en medio de Alaska?".

Whalen condujo unas 1.000 millas (1.600 km) en el transcurso de dos días y medio, ida y vuelta desde Fairbanks a Prudhoe Bay. Fue un viaje largo, complejo y muy tenso, pero a pesar de todo, el Ferrari de 40 años de edad lo consiguió.
De hecho, más allá de una parada imprevista para sustituir una correa del alternador que chirriaba, el 308 GTSi no presentó ningún problema. El terreno accidentado parecía haber causado otros daños menores en el coche, que empezó a hacer ruidos extraños, pero una vez de vuelta al asfalto liso, desaparecieron.
En la carretera Dalton no hay muchas gasolineras y Brian tuvo que repostar con un bidón y viajar a una media de unos 55 km/h, aunque el consumo de combustible no se redujo mucho. Aun así, reconozcámoslo: es un Ferrari GTSi de 1982 con casi 100.000 km en el marcador, y el mero hecho de haber realizado este viaje lo hace aún más espectacular.