La Fórmula 1 es la máxima categoría del automovilismo. Miles de niños sueñan con llegar a la élite, pero solo veinte alcanzan la gloria. Sin embargo, es una gloria incompleta, puesto que todos desean ser campeones del mundo y únicamente uno lo logra cada año.
Alguien que pudo cumplir ese sueño es un chico alemán, nacido el 3 de enero de 1969 en Hermülheim. Aquel chaval que tenía como objetivo ser piloto, no solo lo hizo, sino que se convirtió en uno de los más grandes de la historia, ganando siete campeonatos del mundo y siendo el más laureado de todos los tiempos. Creo que no hace falta ni decir su nombre.
Su legado se puede apreciar en el nuevo documental de Netflix, 'Schumacher', la historia del 'Káiser' en 112 minutos de imágenes exclusivas con testimonios de las personas más cercanas al germano. Corinna, su mujer, es la principal protagonista y la que mayor sentimiento le da a la obra de la productora B14 Film.
Todo comienza con una vuelta rápida al trazado de Mónaco, lugar donde el alemán salió victorioso en cinco ocasiones, con el Ferrari F2001. A partir de ahí, aparece el Michael Schumacher más personal, el humano, y se deja a un lado el insaciable piloto que ganó 91 Grandes Premios.
La familia es el pilar sobre el que se sustenta la vida del 'Káiser'. Corinna narra varios de los momentos más duros en la vida de Michael, pero también nos muestra cómo era el piloto fuera de las pistas.
El alemán era alguien cercano con sus más allegados, disfrutando como el que más en las fiestas, a pesar de su fama de frívolo en el asfalto, incluso se aprendía el nombre de sus mecánicos para demostrar su compromiso.
Este compromiso fue el que le llevó a la gloria anteriormente comentada. Pasó cuatro años perdiendo el título con Ferrari, con lo que surgieron las dudas en torno a él. Hasta el propio Jean Todt, amigo y director de la Scuderia Ferrari en la época de Michael, pensó que, quizá, no era el adecuado para el proyecto. Schumacher era la punta de lanza de la Fórmula 1, la estrella que llenaba minutos en televisión y portadas en los medios escritos, pero fue por un desafortunado motivo.
Ayrton Senna, considerado el mejor piloto de todos los tiempos por muchos aficionados, era el campeón al que todos querían batir. Tres campeonatos mundiales y miles de imágenes para la historia eran los culpables de ello, hasta que en la vuelta 6 del Gran Premio de San Marino de 1994, el brasileño perdió la vida en un accidente en Tamburello. El que iba detrás, peleando por la victoria, era el propio Michael, como un presagio del nuevo legado que iba a llegar al 'Gran Circo'.
Schumacher ganó esa carrera, pero esa misma tarde fue, probablemente, de las peores de su vida. Apenas se sabía nada sobre el estado de Senna, unos decían que estaba en coma y otros que había fallecido. Cuando se certificó la noticia de la defunción, Michael se derrumbó y él mismo cuenta cómo fueron las dos semanas posteriores, con noches sin dormir, pensando en que podía ser el siguiente. Uno de los momentos más destacados del documental es el silencio que se produce cuando narra su experiencia con el trágico suceso, incluso se nota lo difícil que le resulta tragar saliva, apretando los dientes.
La figura de Senna fue clave para Michael. Esto se puede ver cuando el 10 de septiembre del año 2000 rompe a llorar en la rueda de prensa debido a que igualó sus 41 victorias en Fórmula 1. Su hermano Ralf, también piloto de F1, acabó en el podio en aquella cita del Gran Premio de Italia, en Monza, y fue el que estuvo consolando a quien parecía un autómata en la pista, pero que era el más sentimental fuera de ella.
El mismo día, pero seis años más tarde, en el mismo escenario, anunció su retirada de la Fórmula 1 tras haber conquistado cinco mundiales con 'Il Cavallino'. Así pues, el alemán culminó una trayectoria deportiva de ensueño, con siete títulos mundiales y el reconocimiento y respeto de todo el paddock.
El momento más importante llega al final, cuando Corinna y sus hijos, Mick y Gina-Maria, revelan cómo les cambió la vida el accidente de esquí de 2013, en Méribel, Francia. Michael Schumacher ha ganado todo lo que se podía dentro de la pista, logrando el sueño que comentábamos al principio, pero también ha cumplido el sueño de ser feliz con su familia, un logro del que muy pocos pueden presumir.