Este mismo mes de junio se presentó el Bugatti Chiron Super Sport, una versión especial del hiperdeportivo francés, con 1.600 CV y un precio por unidad (solo habrá nueve) de 3,2 millones de euros, antes de impuestos.
Lógicamente, la fase de pruebas de este modelo incluye test de alta velocidad. Pero claro, 'alta velocidad' en un vehículo de este tipo significa llegar a su límite electrónico, fijado en nada menos que 440 km/h (273 mph).
Galería: Bugatti Chiron Super Sport, test de alta velocidad
Para registrar con precisión todos los datos relevantes y realizar los ajustes pertinentes, los ingenieros de la marca de Molsheim han equipado un prototipo de pruebas con unos 100 sensores adicionales, que registran la temperatura, la presión y otros datos importantes.
En la siguiente foto, se pueden observar las consecuencias fatales para muchos mosquitos que tiene cruzarse por el camino con el Chiron Super Sport a más de 400 km/h. Bromas aparte, todas las pruebas se llevaron al extremo, con el programa Top Speed, para limar cualquier posible fallo antes de que comiencen las entregas a los clientes.
Si no leíste la información de este vehículo, te recordamos que además de los 100 CV extra y la carrocería 25 centímetros alargada, el Super Sport también recibe cambios en la transmisión automática de doble embrague y siete velocidades, ya que los ingenieros han adoptado una séptima marcha con una relación un 3,6% más larga.
En materia de prestaciones, el hipercoche francés alcanza los 400 km/h desde parado en tan solo 28,6 segundos, después de hacer el 0 a 100 en 2,4 segundos, el 0 a 200 en 5,8 y el 0 a 300 en 12,1 segundos.
No nos extraña que la propia Bugatti haya calificado este coche como "la quintaesencia del lujo y la velocidad". A pesar de su apellido, su objetivo no es lograr el mejor paso por curva posible, sino devorar kilómetros con gran comodidad a velocidades descomunales.
En materia de chasis, hay muelles más firmes, una dirección con menor asistencia y cambios en la gestión de los amortiguadores adaptativos. En fin, un auténtico bólido matriculable cuya fase de pruebas implica la máxima exigencia.