La compra de un vehículo nuevo sigue siendo un sueño inalcanzable para mucha gente en determinados mercados, especialmente, aquellos con una economía más frágil.
Hablamos de países como Túnez, donde resulta prohibitivo estrenar un coche, lo que lleva a muchos a buscar en el mercado de segunda mano. Sin embargo, existen soluciones alternativas, como el llamativo Wallys Iris, un coche fabricado a mano en Túnez, que apenas cuesta 11.000 euros.
La mitad del precio del vehículo se lo lleva el motor, importado de Francia, que se instala en un bastidor cubierto por la carrocería de fibra de vidrio, ensamblada en Túnez. Ese coste sigue siendo excesivamente caro para la clase media tunecina, aunque también es cierto que es mucho más barato que la mayoría de los coches nuevos.
En el vídeo de Business Insider que aquí te mostramos se apunta que un Toyota Corolla nuevo puede costar más de 30.000 euros (al cambio) en el país africano. Incluso un coche usado, como un Ford Fiesta, suele ser casi más caro que el Wallys Iris.
Así las cosas, el Iris es un automóvil sencillo, diseñado para resolver un problema de movilidad muy básico. No busques lujos o costosa tecnología, aunque aquellos clientes que quieran más, podrán doblar el precio inicial, gracias a una amplia lista de opciones.
Las mejoras exteriores incluyen faros delanteros y antinieblas de LED, sensores de aparcamiento trasero, cámara de visión trasera, llantas de 16 pulgadas y una selección de atrevidos colores exteriores.
Las especificaciones del coche no son nada del otro mundo, pero no decepciona. La potencia proviene de un motor de tres cilindros de 1,2 litros que produce 82 CV (de origen Stellantis), que le permiten alcanzar una velocidad máxima de 158 km/h.
Lógicamente, no hablamos de la última creación de Mercedes-AMG, pero es una potencia suficiente para la inmensa mayoría de clientes tunecinos, que necesitan el vehículo para cubrir unas necesidades muy básicas de transporte.
El punto más 'flojo' del Wallys Iris lo encontramos en el interior, bastante espartano, por definirlo de una forma benévola. Eso sí, los clientes pueden mejorarlo añadiendo altavoces delanteros, asientos más cómodos, insonorización adicional, reposabrazos y una pantalla táctil, lo que supone un recargo de unos 600 euros adicionales.
Parece obvio que este vehículo no se podría comercializar en Europa u otros mercados, por motivos diversos, el más importante, la limitada seguridad que ofrece a los ocupantes.
Sin embargo, no podemos negar que es una solución ingeniosa para su país de origen, capaz de satisfacer los anhelos de muchos tunecinos por estrenar coche. ¿Tú qué opinas?
Fuente: Motor1.com Global