Visitar un museo de automóviles siempre es una experiencia maravillosa. No importa las veces que hayas asistido o la cantidad de vehículos que reúna la colección. Contemplar parte de la historia del mundo del motor siempre gusta. Nosotros hemos podido visitar, casi en privado, el Museo Petersen, a pesar de permanecer cerrado debido a la pandemia.
Atendiendo al ofrecimiento de su departamento de comunicación, hemos podido deambular por el enorme edificio durante horas, acompañado sólo por el equipo de seguridad y mantenimiento del célebre museo.
Antes de nada, debo apuntar que, aunque el museo esté cerrado al menos durante los próximos meses, todavía hay formas de ver su colección, incluyendo la recientemente 'Exhibición de Supercoches'. Aquí tienes un enlace a un maravilloso recorrido en vídeo del museo. Eso sí, te recomiendo que te tomes tu tiempo, porque es un auténtico 'tour' por este verdadero paraíso para los amantes de los coches.
Los grandes éxitos, todos en una sala
Imagina una sala gigante de fiestas, donde todos los asistentes son los modelos míticos que recuerdas de tu infancia. Esa es la mejor manera de describir la última exposición del Museo Petersen: un siglo de espectáculo y velocidad.
Esta exposición ocupa todo el tercer piso y reúne a docenas de los vehículos más famosos de la historia. Todos en condiciones casi perfectas. Para muchos puede que sean la mejor selección que muestra el museo, entre los que me incluyo.
El McLaren F1 es, como es lógico, el último coche que se ha incorporado a la selección. En muchos sentidos, el F1 es la máxima expresión de lo que puede ser un superdeportivo. Hay algo en esta pintura metálica naranja quemada bajo la perfecta iluminación del museo, que resulta imposible no quedarse hipnotizado mirándolo durante minutos.
Además, el Ford GT40 en vivo siempre impresiona por lo pequeño que es. Lo miras y te preguntas cómo alguien se atrevió a conducirlo por un circuito, a toda velocidad. Este GT40 MK III de 1967 muestra su magnífica forma en cuña y sus impecables detalles cromados.
Decidir entre el Porsche 959 y el RUF Yellowbird resulta demasiado difícil, y no seré yo quién lo haga. Son dos de los velocistas alemanes más impactantes de todos los tiempos.
Por otra parte, el AC Shelby Cobra 427 siempre estará entre los mejores deportivos de todos los tiempos. Desde los famosos escapes laterales hasta los magníficos guardabarros redondeados, este coche es la mezcla perfecta entre el estilo británico y el músculo americano.
Vestido con una dramática pintura negra, y con neumáticos blancos en los laterales, este Ferrari 212 Barchetta de 1952 es un vehículo bastante desconocido. Según el museo, este ejemplar fue entregado a Henry Ford II por parte del mismísimo Enzo Ferrari.
Como los modelos actuales de Ferrari lucen unos diseños tan intrincados, ver un cavallino rampante con un aspecto tan simple resulta realmente especial. Este coche tiene la elegancia de cualquier coche de su tiempo y ha envejecido a la perfección.
El resto de la exposición está llena de vehículos más icónicos como el Ferrari F40, el Maserati MC12, el Lamborghini Miura, o el BMW M1. Echa un vistazo a la galería completa de fotos para tener una idea de cómo está todo dispuesto.
Como puedes ver, el personal del museo resulta brillante con los detalles. Cada uno de estos coches es de un color diferente, lo que hace que la selección sea mucho más espectacular. No hay ni un rasguño o raspadura. Todo está perfecto.
Como es lógico, mi recorrido no se limitó solo a esta selección y en la galería de imágenes puedes descubrir alguna de las sorpresas que esconde este conocido museo norteamericano. Espero que la disfrutes.