En 1969, el fabricante estadounidense Dodge lanzaba uno de sus modelos más icónicos de la historia, al menos, en lo que a apariencia se refiere. Hablamos del Dodge Charger Daytona, de característico diseño, con un enorme alerón trasero, muy similar al del Plymouth Superbird contra el que compitió en la época. Este modelo fue concebido con la única idea de batir a la competencia en la NASCAR.
Aquel mítico Daytona se convirtió, el 24 de marzo de 1970, en Talladega (Alabama), en el primer automóvil de la historia de la NASCAR en superar la barrera de las 200 millas por hora (322 km/h). Suponemos que gran parte de la culpa la tuvo su enorme motor de gasolina, un 426 HEMI V8; es decir, un bloque de nada menos que 7,0 litros de cilindrada.
Con el paso de los años, Dodge ha lanzado algunas ediciones en homenaje al Charger Daytona, pero siempre mediante meros paquetes decorativos, que poco tenían que ver con aquel coche de carreras. El modelo que nos ocupa, no obstante, sí tiene un aire al original, aunque no sea un modelo oficial.
Se trata de un Dodge Challenger del año 2013, convertido en una especie de Daytona único, que está actualmente a la venta, mediante subasta, en el evento online del especialista Barrett Jackson. De hecho, todavía se podrá pujar por él durante los próximos dos días; actualmente, la cifra ganadora se sitúa en 13.250 dólares (unos 12.250 euros al cambio).



Básicamente, es una reinterpretación moderna del coche de carreras, con un frontal totalmente modificado, al estilo del Daytona, y una zaga que también incluye un gigantesco alerón trasero, pintado de color rojo, y un difusor específico, entre otras cosas. Las llantas, por ejemplo, son de 20 pulgadas de diámetro, en diseño de cinco radios y van calzadas con neumáticos Goodyear.
Bajo el capó se esconde un motor HEMI V8, aunque no tan generoso como el del Daytona original de carreras. Este se conforma con un bloque más moderno, de 5,7 litros de cilindrada, con una potencia de alrededor de 375 CV y un par motor máximo de 548 Nm. Además, el ocho cilindros va asociado a una transmisión automática de cinco velocidades.

Según el propietario, el coche apenas ha recorrido 3.000 kilómetros, lo que denota bastante poco uso. En cualquier caso, se trata de un modelo con siete años de antigüedad, anterior al restyling del modelo, por lo que, sobre todo el interior, tiene un aspecto bastante pasado de moda.
Salvo por alguna imperfección en la pintura, el coche parece estar en buenas condiciones. El interior luce una tapicería de cuero blanco, con costuras de color rojo y logotipos Daytona bordados en los reposacabezas.
Además, goza de volante multifunción, asientos de ajuste eléctrico, un pomo del cambio específico, un sistema multimedia con pantalla de 6,5 pulgadas y un equipo de sonido Boston Acoustics, de siete altavoces.
Fuente: Barrett Jackson