¿Qué pasa cuando se instalan unas orugas en un Tesla Model 3 y lo conviertes en una especie de moto de nieve? El vídeo adjunto tiene la respuesta y, como puedes ver, la idea de ponerlas en el tren trasero, puede parecer (y lo es) una locura, pero funciona a las mil maravillas. 

La versión escogida de la berlina eléctrica es la denominada Autonomía Estándar Plus, la de acceso a la gama, que desarrolla 238 CV y es de propulsión trasera. Este esquema dificulta la motricidad en terrenos con muy baja adherencia, así que las orugas se convierten en las mejores aliadas.   

El dueño del coche no dudó en quitar las ruedas traseras. Dichas orugas, que trabajan por fuera de la carrocería, para no dañarla, pueden forzar la suspensión del vehículo, aunque realizan un buen trabajo, como se puede comprobar en la grabación.

Desde luego, el Model 3 con cuatro neumáticos, salvo que fuesen con clavos, no podría superar el camino nevado que realiza el coche con esa configuración tan especial. 

El coche no tiene ningún problema en pisar nieve virgen y avanzar sin ofrecer ningún problema de motricidad. De hecho, nunca se queda atascado, si bien el conductor lo maneja con precaución y a baja velocidad, ya que las orugas tampoco dan para más. 

En la descripción del vídeo de lowlifeduramax en YouTube, encontramos la siguiente afirmación: "Puse orugas en mi Tesla 3 de propulsión trasera y lo llevé a una pista de motos de nieve con fines experimentales. Quiero llevarlo al barro la próxima vez". 

Prueba Tesla Model 3 Performance 2019

En el mercado español, el Tesla Model 3 Autonomía Estándar Plus ofrece 409 kilómetros de autonomía, bajo el ciclo de homologación WLTP, junto a unas prestaciones considerables: 225 km/h de velocidad máxima y 5,6 segundos para acelerar de 0 a 100. ¿Su precio? 49.000 euros.

La variante tope de gama es la conocida como Performance, de la que realizamos una completa prueba, que cuesta 65.300 euros, acelera de 0 a 100 km/h en 3,4 segundos y completa 530 kilómetros entre recargas.