Solo 275 afortunados multimillonarios podrán disfrutar del Mercedes-AMG ONE, la joya de la corona de la marca alemana. Pero hay privilegiados que ya se han subido a un ejemplar de desarrollo, como es el caso de Lewis Hamilton, seis veces campeón del mundo de Fórmula 1. 

Por supuesto, el piloto británico lo ha probado y parece que le ha convencido plenamente. No esperábamos menos de un coche con tecnología procedente de la competición reina del automovilismo, que entrega más de 1.000 CV... 

La verdad es que el coche se está haciendo de rogar. Hace un año, conocimos el nombre definitivo, lo que daba a entender que la cuenta atrás para la entrega de los vehículos estaba llegando a su fin, pero no ha sido así.

De hecho, el equipo de Mercedes-AMG sigue trabajando duro en la pista de pruebas, lo que da a entender que el proyecto aún tiene puntos que pulir. Por si no lo sabes, el Mercedes-AMG ONE emplea un propulsor V6 turboalimentado, de tan solo 1,6 litros de cilindrada, que se complementa con cuatro unidades eléctricas.  

Dentro de las múltiples curiosidades del hiperdeportivo, la mecánica de combustión gira a 5.000 rpm... al ralentí. Además, puede alcanzar las 11.000 vueltas y debe sustituirse cada 50.000 kilómetros, casi como un vehículo de competición.

Por si fuera poco, el arranque no se realiza apretando un botón, sino a través de un dispositivo externo, del que no tenemos más información al respecto. La transmisión, manual pilotada con embrague robotizado, tiene ocho velocidades y dispone de modo secuencial a través de levas. 

El chasis está realizado en fibra de carbono y diversos componentes, como el motor y la transmisión, tienen una función estructural. En definitiva, parece evidente que coger un motor de F1 y ponerlo en un coche de carretera es una misión verdaderamente complicada. Tanto, que parece que a Mercedes-AMG se le han ido ligeramente los plazos. 

Independientemente de estos obstáculos de ingeniería, Hamilton da su visto bueno al coche. Por dentro, suena como un monoplaza de F1 y las sensaciones son realmente únicas. ¿Acaso alguien lo dudaba? Disfruta del vídeo.