Aunque pueda parecer inexplicable, la gente sigue enviando mensajes de WhatsApp e incluso realizando llamadas sin utilizar los dispositivos de manos libres homologados, lo que hace que sigan creciendo los accidentes en carretera provocados por una distracción, que en muchos casos tiene al teléfono móvil como principal responsable.
Los datos de la DGT apuntan a que, desviar la vista de la carretera, por el motivo que sea, causó el 25% de los accidentes en carretera de todo 2018 (último año completo con datos), con un resultado de 500 muertes, que representan un 31% de todos los fallecidos en estas circunstancias.
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Y es que, aunque usar el móvil mientras se conduce está prohibido por ley desde enero del año 2002, todavía son muchos los que reconocen que siguen haciéndolo en algún momento.
Concretamente, 7 de 10 personas admite haberse distraído utilizando este dispositivo en algún momento, un dato que aumenta hasta 8 de 10 en el caso de los más jóvenes y que, como norma general, suelen estar más familiarizados con el uso de estas tecnologías.
El exceso de confianza al volante y llevar el 'piloto automático puesto', provoca accidentes con consecuencias trágicas, tal y como apuntaba Pere Navarro durante la última campaña de prevención sobre esta peligrosa práctica, quien recordaba que hay que meter en el mismo saco tanto a usuarios de coches, como de motos, bicicletas y patinetes eléctricos.
En la rueda de prensa, también se apuntaba a la responsabilidad que tiene cualquier familiar o amigo que, a sabiendas de que el receptor del mensaje está o puede estar conduciendo, le envía textos del tipo "¿Has llegado ya".
Esto provoca en el conductor una necesidad de contestar, para no preocupar a quien corresponda y llevando a cabo, en muchos casos, una infracción, por la que un total de 104.000 conductores fueron sancionados durante el año pasado.
Por su parte, la psicóloga Lidia Alonso destaca la existencia de una situación de estrés y dependencia digital entre familiares, algo contraproducente y que genera ansiedad y pérdida de autocontrol emocional.
Para esta experta, la solución pasa por disponer de estrategias de autocontrol, que no lleven al sujeto a un necesidad de comunicación inmediata, algo en lo que deben trabajar tanto los emisores como los receptores del mensaje o llamada telefónica.