Antes del boom de la moda SUV, provocado en parte por Nissan y su Qashqai, la exclusiva de los coches espaciosos, con los que viajar en familia, la tenían los monovolúmenes. 

Sin embargo, aunque pueda haber caído en el olvido, el Nissan Kyxx empezó a sentar las bases de esa transición, que acabó convirtiéndose en una auténtica revolución. Presentado en el salón de París de 1998, el antecesor del Juke, un prototipo en el que se invirtieron 10 meses de trabajo, empezó a anticiparnos lo que estaba por venir. 

Un familiar pequeño, con una gran batalla

El objetivo del Nissan Kyxx era ofrecer el máximo espacio interior, al tiempo que se reducían las medidas exteriores. De hecho, contaba con una longitud de 3,65 metros, más propia de un urbano, combinada con una distancia entre ejes de 2,55 metros (mayor que la del actual Juke).

Líneas afiladas y curvas

El estilo es una mezcla de formas redondeadas, como las de un frontal que recuerda al del antiguo Micra, y líneas más tensas, como las que se aprecian en el perfil. El interior es, en cambio, un triunfo de los materiales blandos y los trazos curvos, incluyendo la pantalla del navegador.

Justo debajo, se concentran los mandos del sistema multimedia y el climatizador, mientras que el cuadro de instrumentos queda ubicado a la izquierda del volante.

Respecto al motor, se empleaba una mecánica turbodiésel, con inyección directa mediante conducto común (common rail), conocida como M-Fire. Este cuatro cilindros anunciaba un consumo medio de tan solo 3,0 litros cada 100 kilómetros.