Por supuesto, siete ranuras en el frontal
El Cherokee recibió un interesante restyling hace casi dos años, gracias al cual, se abandonaron los controvertidos faros dobles y se modificaron los paragolpes y los pilotos. Además, se incluyeron nuevos juegos de llantas de aleación.
Pero lo que se siguen manteniendo, para conservar la seña de identidad de cualquier Jeep, son las siete ranuras del frontal y los pasos de rueda con formato trapezoidal.
Desde luego, el SUV estadounidense ha ganado en seducción, algo que, a la postre, puede decantar muchas ventas, más aún en el segmento Premium donde se encuentra integrado.
Acabado Overland, con todo lo imaginable
Equipado hasta los topes. Así viene el Cherokee Overland: llantas de aleación de 19 pulgadas, climatizador automático bizona, pantalla táctil de 8,4 pulgadas, navegador, equipo de sonido Premium con nueve altavoces, faros con tecnología de tipo LED, cámara trasera de asistencia al aparcamiento, tapicería de cuero, acceso y arranque sin llave, portón de accionamiento eléctrico, techo panorámico, sistema de infoentretenimiento compatible con los protocolos Android Auto y Apple CarPlay...
En fin, si hay que hacer frente a los superventas germanos, qué mejor que comercializar un SUV al que no le falta de nada.
Interior más Premium y con mejor ergonomía
También el habitáculo resulta interesante y está a la altura del conjunto, pues consta de nuevos materiales y suma más inserciones cromadas. Pero no todas las mejoras engloban al lujo, sino también a la ergonomía, ya que la consola central se ha rediseñado y se han creado más espacios de almacenaje.
Si piensas que los mandos de la climatización quedan algo bajos, no te preocupes, porque también se pueden gobernar desde la pantalla, situada a mayor altura.
Sistemas Selec-Terrain y Active Drive II
Que el Jeep Cherokee va más allá de ser un SUV y se acerca a los argumentos de un todoterreno, lo demuestran dos tecnologías. Por un lado, el sistema de tracción total Active Drive II, que incluye reparto variable del par entre los dos ejes, más la solución 4WD Low, que imita el funcionamiento de una reductora (la primera velocidad tiene un desarrollo muy corto), y el control de descenso de pendientes.
Por otro, también disponemos del control de tracción avanzado Selec-Terrain, con cuatro programas disponibles: Auto, Snow (Nieve), Sport y Sand/Mud (Tierra/Barro).
Por 59.400 euros
Aunque es un poco ruidoso en frío, el motor turbodiésel de 195 CV responde muy bien al acelerador y, gracias a un destacado par de 450 Nm desde las 2.000 vueltas, muestra mucha energía desde cerca del ralentí. Eso significa que puede con las nueve marchas que propone el cambio automático, que ofrece la posibilidad de gobernarse desde las levas. Todo, registrando consumos en el entorno de los 8,2 litros cada 100 kilómetros.
Por prestaciones, nada que objetar: 200 km/de velocidad máxima y 9,3 segundos en la aceleración de 0 a 100.
En cuanto al dinamismo, el Jeep Cherokee es fácil de controlar sobre el asfalto y presenta reacciones lógicas y seguras en curvas. Pero además, también muestra robustez en caminos, síntoma de que está preparado para un uso razonablemente intenso fuera del asfalto.
Lógicamente, al ser la versión tope de gama, el precio también es elevado: 59.400 euros. Pero, al fin y al cabo, compite en un segmento donde se pide ese dinero por vehículos peor equipados, así que es un desembolso inteligente.