Fiat Uno Turbo i.e.
Sin duda, es uno de los coches más carismáticos de esta lista. Estuvo a la venta durante más de nueve años, en los que recibió un restyling.
Pero vamos a las cifras: pesaba 845 kilos y su motor turboalimentado de gasolina, que desarrollaba 105 CV de potencia y 147 Nm de par máximo, que le permitían acelerar de 0 a 100 km/h en 8,3 segundos y alcanzar la barrera de los 200 km/h de velocidad máxima.
En realidad, el propulsor, de 1,3 litros, derivaba del empleado por el Fiat 128, aunque los ingenieros lo mejoraron añadiendo una turbina, un sistema de inyección y encendido electrónico y una caja de cambios manual, de cinco velocidades, procedente del Fiat Ritmo 105TC.
Por otro lado, se trata de un modelo fácil de reconocer, puesto que es posible encontrar la nomenclatura Turbo en los laterales, el frontal, la trasera…
En cuanto a la conducción, es un modelo tremendamente divertido, siempre que tengas en cuenta que el eje delantero del Fiat Uno debe transmitir una gran cantidad de potencia y par al suelo para sus pequeños neumáticos… de modo que no conviene perderle el respeto.
Ford Fiesta RS Turbo
De acuerdo con las pruebas de la época, el Ford Fiesta RS Turbo era el GTI con motor turboalimentado más brillante a la hora de transmitir sensaciones de conducción.
Por otro lado, nos hemos tomado la licencia de incluir este Ford, aparecido en 1990, porque era el coche más rápido de aquella época. Gracias a que su motor turboalimentado de gasolina, de 1,6 litros y cuatro cilindros, desarrollaba 133 CV y 183 Nm de par máximo. ¿Sus prestaciones? Aceleraba de 0 a 100 en 7,9 segundos y alcanzaba 212 km/h.
A nivel estético, heredaba los alerones y los paragolpes del Ford Fiesta XR2i, aunque añadía unas salidas de aire en el capó delantero, con una línea decorativa verde, en vez de color azul, y un alerón trasero bicolor.
Lancia Y10 Turbo
El Lancia Y10 Turbo tal vez sea el modelo más burgués y el menos deportivo de los modelos de esta lista, sobre todo al compararlo con su primo, el Fiat Uno Turbo i.e.
Aun así, su mecánica de 1,0 litros y cuatro cilindros, de 85 CV, ofrecía unas prestaciones razonables para la época, al acelerar de 0 a 100 km/h en 11,6 segundos. Por otro lado, con 890 kilos de peso, este Lancia era un modelo pesado, teniendo en cuenta que solo medía 3,39 metros de largo.
Volkswagen Polo G40
Vamos a hablar de la primera versión del Volkswagen Polo G40, aparecido en 1987, con carrocería de tres puertas. En realidad, este modelo es el único de la lista que, en vez de una turbina, recurre a un compresor volumétrico, accionado por correa.
Frente a la competencia, eso aporta a su mecánica un carácter completamente distinto: su mecánica 1.3 cuenta con un mayor empuje a bajas revoluciones y, sobre todo, una respuesta mucho más instantánea al acelerador.
En definitiva, este Volkswagen Polo eliminaba el gran problema de este tipo de coches: el retraso en la subida del turbo.
Sus prestaciones eran muy interesantes: con 115 CV a 6.000 rpm y 148 Nm de par a 3.600 vueltas, era capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 8,1 segundos y alcanzaba 195 km/h de velocidad máxima.
Lo curioso es que este Volkswagen Polo G40 es el gran olvidado cuando se habla de este tipo de coches. Y tal vez sea de forma injusta, ya que contaba con la excelente puesta a punto habitual en las versiones deportivas de la marca alemana.