Con la llegada del frío aparece un peligro en la carretera que seguramente no habíamos visto desde hace muchos meses. Hablamos de la niebla, que puede aparecer en cualquier momento llegada esta época del año, tanto por la ciudad como si subimos un día a disfrutar de la montaña, y puede ser muy peligrosa.

Por ello, si la encuentras, lo primero de todo es mantener la calma, reducir la velocidad y aumentar la distancia respecto al coche de delante. Bajando la velocidad, mejoras el tiempo de reacción y reduces el tiempo de frenada ante un posible obstáculo en la carretera. Recordemos que seguramente se vea muy poco.

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¿Sabes cómo conducir con niebla?

Si sueles utilizar el control de velocidad de crucero habitualmente, te recomendamos que lo desactives. En estas situaciones es mejor que tomes el control del vehículo tú mismo. Es más, recomendamos que la conducción sea muy suave, sin acelerones, ni frenazos bruscos.

Con poca visibilidad, las líneas de la carretera se verán también menos, por lo que puedes salir del carril sin darte cuenta. Un consejo es mantenerse en el derecho, sin realizar adelantamientos para asegurar que no pierdes de vista las líneas que delimitan el mismo.

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Las luces, un punto muy importante

Una vez tenemos clara la forma correcta de conducir, vamos a la otra parte importante de la cuestión, las luces. Si piensas activar las luces largas para tener una mayor visibilidad, estás cometiendo un error grave. Lo único que vamos a hacer es deslumbrar a otros conductores y a nosotros mismos porque la niebla refleja la luz.

Las luces indicadas son las de cruce y las antiniebla. Estas últimas están diseñadas justo para esta situación porque utilizan un haz y una posición que evitan el reflejo que pueden crear las luces delanteras. Utiliza lo indicado para cada situación en la carretera.

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Puede ser que durante la conducción, aparezca humedad en las lunas o se comiencen a empañar los cristales. Utiliza los limpiaparabrisas y los botones indicados para desempañar tanto la luneta delantera como la trasera.

La niebla es muy caprichosa y nunca sabes cómo va a actuar, así que en caso de que se vuelva más densa, puedes incluso parar el vehículo; eso sí, siempre en un lugar seguro. En caso de estar cerca de una carretera, utiliza las luces de emergencia y desactiva las demás para dar a entender a los demás conductores que estás parado.