Ahora que los motores diésel parecen abocados a un declive inexorable, a pesar de que la tecnología y las soluciones híbridas los han hecho más limpios y eficientes que nunca, parece casi imposible imaginar unidades de más de 2,0 o 3,0 litros....
Sin embargo, a principios de la década de 2000, la escalada de prestaciones y las crecientes exigencias de los clientes empujaron a los principales fabricantes premium a superar sus propios límites y diseñar motores diésel tan 'grandes' como los gasolina más potentes.
Precisamente en esos años, los tres principales rivales alemanes, Audi, BMW y Mercedes-Benz, lanzaron el guante con tres V8 diésel de 3,3 a 4,0 litros destinados, inicialmente, sólo a los buques insignia y más tarde también a los SUV.
BMW M67D
El primero en aparecer, entre finales de 1999 y principios de 2000, fue la apuesta bávara, que debutó en el Serie 7 E38 con el modelo 740d. Este motor fue el primer exponente de la serie M67D, denominado M67D39, ya que su cilindrada efectiva era de 3.901 cm3, y se fabricó uniendo dos bloques de cuatro cilindros del M47 de 1.951 cm3, manteniendo un diámetro y una carrera de 84 x 88 mm.

BMW M67D 3.9
La potencia de la primera versión fue de 238 CV a 4.000 rpm, con un par de 560 Nm a 2.000 vueltas, pero en el año 2000 la potencia subió a 245 CV y el par máximo se redujo a las 1.750 rpm. La velocidad máxima del buque insignia diésel siguió siendo la misma que antes, 242 km/h, pero el 0-100 km/h bajó de 8,4 a 8 segundos exactos.
El motor se mantuvo prácticamente sin cambios sustanciales en la siguiente generación del Serie 7 de BMW, el E65, que llegó en 2002, con unas prestaciones aún en aumento: la potencia subió a 258 CV a 4.000 rpm y el par a 600 Nm a 1.900 rpm, y se mantuvo así hasta 2005, cuando se introdujo la variante de 4,4 litros, que alcanzó y superó los 300 CV y cambió el nombre del modelo a 745d.

Audi AKF 3.3
Audi AKF
La respuesta del Grupo Volkswagen llegó a principios de 2000 con la serie D2 del Audi A8, con un derivado V8 TDI con bloque de aluminio. El primero, denominado AKF, tenía una cilindrada de 'sólo' 3,3 litros (3.328 cm3, con un diámetro y carrera de 78,3 × 86,4 mm), pero una impresionante potencia de 224 CV, lo que le convertía proporcionalmente en el primero en la relación potencia/cilindrada, con más de 67 CV/litro.
La distribución era de cuatro válvulas con doble árbol de levas como en los competidores, pero aún no estaba equipado con common rail, sino con una simple inyección directa con una relación de compresión de 18,5:1. A cambio contaba con dos turbos de geometría variable. La potencia máxima, de 224 CV, se alcanzaba a 4.000 rpm, el par motor era de 480 Nm entre 1.800 y 3.000 rpm y las prestaciones se acercaban a las del BMW: 242 km/h, con 8,2 segundos en el 0-100 km/h.
En 2003, la serie A8 D3 vio la llegada de la evolución ASE de 4,0 litros, 3.937 cm3 para ser exactos, y vino con distribución por cadena y common rail, mientras que la relación de compresión se rebajó a 17,5:1. Con 275 CV y unos impresionantes 650 Nm de par, fue el turbodiésel más potente del mercado en el momento de su lanzamiento, y empujaba a aquel A8 hasta los 250 km/h de velocidad máxima, con un 0-100 km/h en 6,7 segundos.

Mercedes OM628 4.0
Mercedes-Benz OM628
Mercedes-Benz fue un poco más despacio, pero acertó. Anunciado a finales de 1999, su V8 diésel llegó sólo un año después del Clase S W220 con el S 400 CDI. Era un motor totalmente de aluminio con un ángulo de bancada de 75 grados y contraeje equilibrador en el centro de la V, fisonomía cuadrada (86 x 86 mm), cilindrada efectiva de 3.996 cm3 y biturbo con geometría variable, con compresión de 18,5:1 e inyección common rail.
Debutó con una potencia de 250 CV a 4.000 rpm y un par de 560 Nm entre 1.700 y 2.600 rpm. La berlina, que sólo lo montaba en la versión de batalla estándar y no en la versión larga, anunciaba una velocidad máxima de 250 km/h con una aceleración de 0 a 100 km/h en 7,8 segundos, pero con un consumo de combustible declarado inferior a 10 litros cada 100 km. De 2001 a 2005 también se montó en los SUV Clase ML y Clase G. En 2003, la potencia se aumentó a 260 CV.
A mediados de 2005, el OM628 dio paso a su evolución, el OM429, que mantenía su tamaño y cilindrada pero con inyección y turboalimentación mejoradas. La potencia, en los años de carrera de 2005 a 2010, osciló entre 306 y 320 CV a 3.600 rpm, con un par motor de 700 Nm entre 2.000 y 2.600 rpm, y de 730 Nm a 2.200 rpm. Además del S y el ML, también se montó en el GL y en el Clase E, denominado como 420 CDI y luego 450 CDI, manteniendo una cilindrada de 4,0 litros.

Volkswagen V10 TDI
¿Y los demás?
El primero en recoger el guante fue Volkswagen, que en 2003 introdujo un V10 TDI de 5,0 litros con 313 CV y 750 Nm, incrementados posteriormente a 350 CV y 850 Nm en la versión especial R50 del Touareg de 2007.
Land Rover llegó un poco más tarde con el V8 Lion, producido por Ford, que controlaba a la marca británica, como evolución de la familia TDV6 fabricada conjuntamente con PSA. Era un 3.6 de 272 CV que tuvo cabida en el Range Rover y el Range Rover Sport, sustituido más tarde por un 4.4 de nuevo diseño y 'ADN Ford' con 313 CV.
El reto se centraba más en los grandes SUV que en las berlinas, hasta el punto de que en 2009 Toyota respondió con un V8 de 4,5 litros y 286 CV, montado en el nuevo Land Cruiser serie 100 J200.
Por último, no debemos olvidar la locura de Audi, que, para celebrar el V12 biturbo utilizado en carreras de resistencia en los victoriosos Audi R10 TDI de 2006 a 2008, en 2007 sacó a la venta una variante del Q7 con un V12 TDI de 6,0 litros, con 500 CV y nada menos que 1.000 Nm de par.