De un tiempo a esta parte, el interés por el Lamborghini Countach ha vuelto a incrementarse exponencialmente, cuando se habla de superdeportivos. A fin de cuentas, la reinterpretación moderna del modelo clásico, el llamado Countach LPI 800-4, nos recordó por qué todos teníamos un poster del deportivo italiano colgado en nuestro cuarto.

Del original, claro, el modelo que junto al Miura o al Diablo, sean posiblemente los coches más reconocibles de Lamborghini. Un deportivo que, por supuesto, también ha dejado historias curiosas, como la de este Countach 5000S abandonado a su suerte en un garaje.

De hecho, merece la pena viajar en el tiempo, hasta 2018, para recordarla. Porque es increíble. Por un momento, ponte en situación: imagínate la tesitura, ir a casa de unos familiares que han fallecido, abrir el garaje y encontrarte, cara a cara, con un Lamborghini Countach del año 1981, acumulando polvo.

Un garaje con deportivos abandonados

Pero ojo, que ahí no acaban las sorpresas, ya que si te fijas bien en la galería de fotos, junto al coupé de Sant'Agata Bolognese también descansa un Ferrari 308, uno de los deportivos del 'Cavallino' más famosos de los años 80. De locos, ¿no crees?

Galería: El Lamborghini Countach abandonado de los abuelos

¿Existe alguna explicación a esta curiosa estampa? Como todo en la vida, la tiene. Y es que, según parece, los antepasados en cuestión del descubridor gestionaban una empresa de compra-venta de coches deportivos, de ahí que se comprara el coche en el año 1981.

Eso sí, según parece, hubo algún problema que hizo que el Countach acabara parado en el garaje y esperando a que alguien llegara a rescatarlo.

¿Había solución para el coche? Seguramente, una más que segura y costosa puesta a punto mecánica, que podría haber devuelto a la vida al Countach, si hubiera ido acompañada de una buena limpieza interior y exterior.

Pero siendo sinceros, no sabemos qué sucedió con él. Tal vez fue vendido, tal vez se restauró, tal vez fue directo al desguace... o tal vez, se desmontó para piezas. Lo que tenemos claro, es lo que hubiéramos hecho nosotros: dejarlo perfecto y disfrutarlo un día tras otro.