Los avances tecnológicos han ayudado a los fabricantes de automóviles a realizar pruebas en sus vehículos incluso antes de que la 'mula de pruebas' salga a la carretera. Pero antes de la aparición de los ordenadores, los fabricantes tenían una forma diferente de recoger datos y probar los vehículos. Y Mercedes-Benz ideó una solución bastante ingeniosa con un 300 'Adenauer' único.

Bautizado como coche de medición (o Messwagen), era un W189 muy modificado y transformado en un familiar de dos puertas. Pero, ¿por qué utilizar una berlina emblemática como vehículo de recogida de datos y no un modelo inferior? No es la primera vez que el Clase E sirve como base para 'experimentos, como sucedió con este pick-up de un modelo del año 2000:

Galería: Mercedes-Benz Clase E pick-up 2000

Mercedes-Benz dice que necesitaba un vehículo rápido y grande para seguir al coche de pruebas y transportar los voluminosos dispositivos de medición. Tiene bastante lógica, ¿no crees?

El Messwagen entró en servicio en 1960. A pesar de su función de laboratorio móvil, lucía un aspecto bastante elegante gracias a su parte trasera alargada, sus ventanas panorámicas y sus aletas en forma de cola.

El equipo de medición, además de un generador a bordo, se encontraba en la parte trasera del coche. Sin embargo, esas ventanas debían hacer que la parte trasera fuera más cálida para el ingeniero que recogía los datos e iba sentado en esa zona.

El motor de este coche único ('one-off') era un bloque de seis cilindros en línea, con 3,0 litros de cilindrada, que rendía 160 CV de potencia. Aunque en la actualidad no parece mucho, era uno de los motores más potentes que Mercedes-Benz fabricaba en aquella época. La velocidad máxima era de unos 120 km/h con todo el equipamiento a bordo.

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¿Cómo ayudó este laboratorio móvil a los ingenieros? El Messwagen estaba conectado a otro vehículo mediante un cable de hasta 30 metros de longitud. El cable transmitía los datos a los dispositivos de medición del Messwagen. Estos datos de los sensores del coche se grababan en una cinta magnética, que se analizaba después de la prueba en carretera.

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El Messwagen estuvo en servicio hasta principios de los años 70. Los avances tecnológicos hicieron que la necesidad de todos los cables y los voluminosos equipos disminuyera, lo que obligó a jubilar este coche.

En la actualidad, las simulaciones por ordenador y las conexiones inalámbricas facilitan mucho la medición y la recopilación de datos. Aun así, es estupendo ver que coches como estos reciben atención en lugar de acabar abandonados en un almacén o desguace.