Hace justamente siete décadas, entre el 4 y el 14 de octubre de 1951, el Mercedes-Benz 300 S fue el absoluto protagonista del estand del fabricante alemán en el salón del automóvil de París. Según el folleto de la época, era "un coche que hace realidad un sueño", y sin duda el modelo invitaba a soñar.
Inicialmente, en el mes de abril de aquel año, la marca desveló el Mercedes-Benz 300 berlina (W 186), pero después llegaron las variantes de dos puertas: Cabriolet A, Coupé y Roadster. Las tres combinaban elegancia y deportividad, y se fabricaban de forma artesanal en el departamento de ediciones especiales de la factoría de Sindelfingen.
Galería: 70 aniversario del Mercedes-Benz 300 S
Según la marca, en el habitáculo de estos modelos se utilizaban materiales de primera, como cuero perfumado, maderas exóticas o metales de alto brillo. Además, el departamento que los fabricaba era capaz de llevar a cabo las peticiones de personalización de los adinerados clientes, por lo que prácticamente no hay dos 300 S iguales.
En el salón de París se exhibió un Cabriolet A, aunque también hubo un coupé de color rojo en la capital francesa, utilizado para demostraciones en los bulevares de la ciudad. Ahora sabemos que estos dos prototipos de preproducción del 300 S están actualmente en manos de un coleccionista privado, tal y como ha verificado la propia división de clásicos de la casa, Mercedes-Benz Classic.

La historia del 300 S empezó cuatro años antes, apenas dos años después del final de la Segunda Guerra Mundial, en una época en la que Mercedes-Benz solo fabricaba el 170 V (W136), todavía basado en un diseño de preguerra, y en una tirada muy escueta.
Fue precisamente a finales de 1947 cuando la dirección de la firma decidió crear los 300 y 300 S tope de gama, que se presentaron finalmente en 1951. La producción en serie de las tres variantes de dos puertas arrancó entre junio y septiembre de 1952.

El 300 S se basaba en el 300, pero con un chasis acortado, con una distancia entre ejes 15 centímetros menor. El motor de 3,0 litros (M188) utilizaba tres carburadores y lograba 150 CV de potencia a 5.000 rpm y un par motor máximo de 230 Nm a 3.800 vueltas. Anunciaba una velocidad máxima de 175 km/h.
Hasta agosto de 1955 se fabricaron en total, únicamente, 560 ejemplares del 300 S, incluidos los modelos preserie: 216 Coupés, 203 Cabriolet A y 141 Roadsters. A estos hay que sumar otras 200 unidades del posterior 300 Sc (un restyling) con inyección de gasolina, por lo que el total de modelos de dos puertas llega hasta los 760. Por comparar, el famoso y codiciado 300 SL fue menos exclusivo, ya que se fabricaron en la época 1.400 Coupé y 1.858 Roadster.

El precio del 300 S también evidencia su exclusividad y posicionamiento en el mercado de entonces. En 1951 era el coche más caro fabricado en Alemania, con un precio de 34.500 marcos, es decir, unos 10.000 marcos más que el 300 berlina y 9 veces más que un Volkswagen Beetle. De serie equipaba dos faros antiniebla, intermitentes, difusores de aire para ambos pasajeros, luz de marcha atrás, asientos auxiliares o una maleta, por ejemplo.
El 300 S fue el coche más caro del catálogo del fabricante, incluso tras la llegada del 300 SL Coupé (W198) de 1954, que se conformaba con una tarifa de 29.000 marcos alemanes. Para hacernos una idea, un cliente que quisiera conducir un Mercedes-Benz podía tener un 180 'Ponton' (W120) desde solo 8.700 marcos. Personalidades como el Rey de Grecia, Henry Ford II, el cantante Bing Crosby o el actor Gary Cooper, tuvieron un 300 S.