En un evento organizado por la casa de subastas Artcurial, en Mónaco, a finales del pasado mes de julio, un Mercedes-Benz 300 SL fue vendido por 1,4 millones de euros. Su estimación previa era de entre 1,2 y 1,4 millones de euros. Obviamente, detrás de cada clásico vendido en una subasta existe una historia relacionada con él y la de este 300 SL es interesante.

El modelo, que no es un Roadster como habrás notado y de ahí su rareza, fue entregado nuevo a Mercedes-Benz Nueva York, el 13 de julio de 1955. El vehículo término siendo vendido al Sr. Gaylord, que residía en Chicago.

Galería: Mercedes-Benz 300 SL (1955)

Este coche tenía algunas características especiales, incluyendo llantas monotuerca 'Rudge' y un motor que disponía de un cierto grado de preparación, respecto al de serie, para conseguir un poco más de potencia.

El historiador Eric Lemoine explicó a la casa de subastas Artcurial las razones de estos pequeños ajustes para el cliente norteamericano. En 1954, dos hermanos, James y Edward Gaylord, crearon la empresa Gaylord Cars Limited y se propusieron construir el mejor coche deportivo del mundo, con un diseño y características fuera de lo común.

Con esta idea en la mente, pidieron un Mercedes-Benz 300 SL con todas las opciones posibles, incluyendo el famoso árbol de levas NSL, que servía para generar 20 CV extra respecto a la versión de serie, que desarrollaba 215 CV; también incluía las mencionadas llantas del especialista Rudge.

El Mercedes-Benz 300 SL, gracias a la repercusión de sus éxitos en la mayoría de las carreras internacionales en las que participaba, era en cierto modo la referencia que Gaylord Cars Limited deseaba superar, construyendo un coche más rápido que el 300 SL.

Mercedes-Benz 300 SL (1955)

Este alocado proyecto dio lugar a la fabricación de tres vehículos, pero que no tuvieron el éxito esperado ya que el proyecto se suspendió pronto debido a los costes de producción. Ya en 1956 la compañía Gaylord Cars Limited terminó quebrando.

El vehículo fue vendido a un tal Sr. Lawrence, un coleccionista que también vivió en Chicago. Registró el coche en 1972 y casi nunca lo condujo. Luego pasó por varias manos en Estados Unidos antes de llegar a Europa, en 2004, con solo 56.327 kilómetros.

Mercedes-Benz 300 SL (1955)

El coche formó parte de una colección particular en Bruselas, la del Sr. Baverey, un francés afincado en Bélgica. A pesar del magnífico estado original del coche, quiso cambiar el color rojo de serie por el gris. El trabajo fue realizado por la compañía Carrosserie Piémontaise en Bruselas. El Sr. Baverey guardó el coche solo cuatro años, para después venderlo a un coleccionista belga que lo usó con moderación durante los siguientes 14 años.

Mercedes-Benz 300 SL (1955)

Para la subasta, el 300 SL fue enviado a un especialista en Stuttgart para una revisión completa, incluyendo el motor. La factura que detalla esos trabajos alcanzó casi los 30.000 euros. El kilometraje actual del modelo es de 59.545 kilómetros.

Mercedes-Benz 300 SL (1955)

Durante el mismo evento, otro Mercedes-Benz 300 SL, esta vez un Roadster de 1957, se vendió por 858.240 euros. Vestido con carrocería gris plata e interior en cuero rojo, el 300 SL tiene un total de 102.200 kilómetros y toda la documentación original francesa. Sabiendo que los modelos Roadster son menos raros que los coupés, la estimación fue un poco más baja, entre 800.000 y un millón de euros.