Hace relativamente poco, te hablábamos de una situación curiosa: la DGT se vio obligada a anular una multa de uno de sus radares y a pagar las costas del juicio que perdió ante un conductor sancionado.
En ese caso, todo vino por el hecho de que el cinemómetro en cuestión, situado en la N-VI (en la provincia de Segovia), no tenía en regla la documentación obligatoria, en términos de la verificación del estado de la cabina en la que se encontraba.
Pues bien, unas semanas después, volvemos a encontrarnos con otro caso parecido. Eso sí, bastante más curioso e importante, ya que la DGT se va a ver obligada a anular un total de casi 16.000 multas de velocidad, puestas por un radar fijo.
Galería: Radares de velocidad (fijos y móviles)
El ya famoso radar se encuentra en la zona de La Bolgachina, en la salida de Oviedo hacia León. Para ser más exactos, en el diario El Comercio hablan del túnel Ángel Uriel, en la autovía A-66, también conocida como Ruta de la Plata, que une Gijón y Sevilla.
¿El problema? Supuestamente, la falta de coordinación entre el radar y la señalización de la vía, por la que se estaba multando a todos los conductores que superaban los 90 km/h, cuando el límite en ese tramo ya era de 120 km/h.
En total, 15.844 conductores se han visto afectados por este error, por lo que la DGT se ha puesto en marcha y ha procedido a la retirada del radar, que será reubicado en otro punto de la red viaria.
Así las cosas, la Dirección General de Tráfico deberá parar los expedientes sancionadores que estén en curso, anular de oficio los ya tramitados y devolver el importe de la multa y los puntos a los conductores ya sancionados.
En la mayoría de los casos, las multas emitidas eran 100 euros y sin pérdida de puntos. Aun así, e incluso si cada uno de los casi 16.000 conductores multados se acogieran a la fórmula de pronto pago, estaríamos hablando de un importe recaudado que rondaría la nada desdeñable cifra de 792.200 euros.
Fuente: El Comercio