Hay coches que lograron una merecida fama, pero no tanta como cabría esperarse, porque la atención del público se centró más en otros modelos de sus mismos fabricantes. Un ejemplo claro es el Renault 11 Turbo que, aunque llegó en 1984, un año antes al mercado que el Supercinco GT Turbo, quedó parcialmente eclipsado por él.
El compacto francés, de 3,98 metros de longitud, compartía motor con el 'Soplillo', un bloque turboalimentado de gasolina, de 1,4 litros (1.397 cm3), con carburador monocuerpo y turbocompresor Garret T2. Inicialmente, entregaba 105 CV, pero tras el restyling del coche en 1986, pasó a desarrollar 115 CV, como su 'hermano' pequeño.
Galería: Renault 11 Turbo 1984-1989
Gracias a un peso que rondaba los 900 kilos, el modelo galo se acercaba a los 200 km/h de velocidad máxima (192, concretamente) y marcaba una aceleración de 0 a 100 km/h en apenas 8,5 segundos. Sin duda, unas prestaciones más que respetables en la década de los 80 para un deportivo popular. Todo, con un consumo de 8,0 litros cada 100 kilómetros.
Respecto a un Renault 11 convencional, disponía de un cambio manual de cinco velocidades reforzado, una dirección más directa y una suspensión que rebajaba 30 milímetros la altura libre al suelo, delante, y 20, detrás. Además, la barra estabilizadora trasera era más ancha.
Todos estos mimbres lograron que el coche resultase ideal para completar tramos revirados con un alto disfrute. Además, la puesta a punto era suficientemente confortable para poder utilizar el coche a diario.
Con el restyling de 1986 (foto de debajo), los tambores traseros se sustituyeron por discos, para mejorar la frenada en uso intensivo. Además, el frontal cambió por completo, montándose faros individuales, así como parrilla y paragolpes en el color de la carrocería. Por cierto, esta versión se identificaba, principalmente, por las inscripciones Turbo del exterior y las llantas de 14 pulgadas.

En el habitáculo, además del volante con la inscripción Turbo y los asientos delanteros con mayores sujeciones laterales, otro punto exclusivo se encontraba en la instrumentación, que disponía de un indicador de la presión de soplado de la turbina. Un testigo realmente deportivo.
A todo esto, se sumaba que el Renault 11 Turbo se comercializaba por un precio muy ajustado, bastante más bajo que el de otros rivales. Al fin y al cabo, te podías hacer con uno por menos de 1,3 millones de pesetas.
Antes de acabar, no te pierdas la galería de fotos del Supercinco GT Turbo, el 'enemigo en casa' de nuestro protagonista.